Colombia
Comparado con el lavarropas o el aire acondicionado, la ducha eléctrica concentra su consumo en lapsos breves pero intensos.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
Las duchas eléctricas, también conocidas como regaderas eléctricas, se han convertido en una solución frecuente para quienes enfrentan problemas de presión de agua o agotamiento del agua caliente asociada a los calentadores tradicionales.
Su capacidad de calentar el agua de forma inmediata las vuelve atractivas por practicidad y fácil instalación; sin embargo, su impacto en el consumo eléctrico es notable y muchas familias lo notan en la factura mensual.
A diferencia de otros electrodomésticos, la ducha eléctrica opera a plena potencia durante todo el tiempo de uso, pues su resistencia interna calienta el agua en el mismo instante en que fluye, sin pausas ni intervalos.
Mientras electrodomésticos como la heladera alternan entre periodos de funcionamiento y reposo, la ducha eléctrica mantiene un consumo constante y elevado mientras está activa.
Por tal motivo, el tiempo bajo el agua resulta determinante, dado que una ducha eléctrica puede consumir más electricidad en una hora que una heladera encendida durante veinticuatro horas.
Este comportamiento se explica porque, al buscar calentar grandes cantidades de agua en tiempo real, la potencia demandada es muy superior a la de otros aparatos de uso cotidiano y así, el contacto diario o prolongado puede incrementar significativamente el gasto de energía a fin de mes.
Reducir el tiempo de uso surge como el consejo más relevante para disminuir el consumo eléctrico asociado a la ducha eléctrica.
Duchas breves, ajustarse a unos pocos minutos y evitar el agua muy caliente son medidas que inciden directamente en el ahorro, incluso, cerrar el paso de agua durante la aplicación de jabón o champú también ayuda.
Los temporizadores de ducha facilitan la autorregulación, permitiendo fijar un máximo de tiempo bajo el agua.
Verificar periódicamente la instalación y el funcionamiento del dispositivo para evitar desperfectos o fugas de electricidad puede prevenir consumos innecesarios.
En modelos con funciones ajustables, reducir la potencia o el flujo de agua contribuye a moderar la demanda energética.
Aunque la ducha eléctrica genera el mayor pico instantáneo de consumo, otros artefactos también contribuyen a la demanda total del hogar, de manera diferente.
Por ejemplo, la heladera requiere funcionamiento ininterrumpido, pero su consumo real se dispersa gracias a los ciclos de encendido y apagado del motor.
El lavarropas produce un consumo considerable, principalmente si se utilizan ciclos que requieren agua caliente; sin embargo, la frecuencia de uso suele ser menor y es posible optar por programas de baja temperatura.
El aire acondicionado sobresale por su demanda, especialmente en zonas cálidas, pues su eficiencia, unida a la posibilidad de escoger modelos de bajo consumo, lo hacen más flexible en términos de gestión energética.
Esto no se aplica de igual modo a la ducha eléctrica, cuyo diseño exige un alto gasto durante cada uso.
Estudios realizados por organismos reguladores eléctricos muestran que los hogares con duchas eléctricas llegan a pagar hasta un 30% más en su factura mensual que quienes emplean sistemas de calefacción por gas o calentadores de baja demanda.
Esta diferencia depende, además, de la estructura tarifaria de cada región y de las capacidades de la red eléctrica local.
En lugares donde el acceso a gas natural no está disponible, o en áreas alejadas de los centros urbanos, la ducha eléctrica suele imponerse como casi la única alternativa viable para contar con agua caliente. En estos casos, el uso eficiente y la aplicación de controles sistémicos, como temporizadores, se vuelve fundamental para mitigar el impacto económico.
Para viviendas que acceden a fuentes renovables, como paneles solares, combinar estas tecnologías puede reducir notablemente el costo del calentamiento de agua; sin embargo, la realidad muestra que, para la mayoría, la adopción de hábitos responsables es la vía más directa para equilibrar el confort y el consumo eléctrico.