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Evite que su factura de energía aumente por un simple descuido en la cocina. Conozca el error común al usar el horno y aprenda a optimizar su consumo.
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Creativo Digital
El horno es un electrodoméstico fundamental en muchos hogares, clave para preparar desde asados hasta postres. Sin embargo, un hábito muy extendido en su uso podría estar inflando su factura de energía sin que usted se dé cuenta.
Identificar y corregir este fallo no solo le ayudará a ahorrar dinero, sino que también optimizará el rendimiento de su cocina y el resultado de sus preparaciones. Prestar atención a los detalles marca la diferencia.
El gesto casi automático de encender el horno para precalentar mucho antes de usarlo es el principal responsable del gasto innecesario de energía. Muchos platos no requieren de este paso, o al menos no de un precalentamiento tan prolongado.
Cuando se precalienta sin necesidad, el horno consume una cantidad significativa de electricidad solo para alcanzar una temperatura que luego se perderá parcialmente al introducir los alimentos. Es un gasto silencioso que se acumula mes a mes.
El precalentamiento es crucial para recetas que necesitan un golpe de calor inmediato y una temperatura constante desde el inicio. Esto es especialmente importante en preparaciones de repostería como tortas, galletas o panes, ya que garantiza que leven correctamente y tengan una cocción uniforme.
Para otros platos como carnes asadas, verduras o guisos que tienen tiempos de cocción largos, puede colocar los alimentos con el horno aún frío. La cocción comenzará a medida que el horno gana temperatura, sin afectar de manera negativa el resultado final.
Te puede interesar: Truco casero para limpiar la campana extractora de la cocina y dejarla como nuevaAdemás del precalentamiento excesivo, existen otras prácticas que afectan directamente el consumo de energía de su horno y que son fáciles de corregir.
La curiosidad por ver cómo va la preparación puede salir cara. Cada vez que se abre la puerta del horno, la temperatura interna puede descender entre 25 y 50 grados.
Esta pérdida de calor obliga al electrodoméstico a trabajar más para recuperar la temperatura programada, lo que se traduce en un mayor consumo de electricidad. Utilice la luz interna para supervisar la cocción.
Una vez que apaga el horno, este no se enfría de inmediato. El calor que queda almacenado, conocido como calor residual, puede ser su mejor aliado.
Para platos con cocciones largas, puede apagar el horno unos 5 o 10 minutos antes de que se complete el tiempo. El calor acumulado en el interior será suficiente para terminar la cocción sin gastar más energía.
Modificar pequeños hábitos en el uso del horno, como limitar el precalentamiento a las ocasiones estrictamente necesarias y evitar abrir la puerta, puede generar un ahorro considerable en la factura de energía. Adoptar un uso más consciente de este electrodoméstico no solo beneficia su bolsillo, sino que también contribuye a un consumo más eficiente en el hogar.
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