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Un método sencillo, natural y eficaz con ingredientes que ya tienes en casa
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
En la mayoría de hogares, la limpieza comienza y termina en la cocina. Pero hay un detalle que suele pasar inadvertido: la esponja con la que se lavan los platos. Ese pequeño utensilio, encargado de dejar relucientes los cubiertos y las ollas, puede convertirse en el objeto más contaminado del hogar si no se limpia correctamente.
Las esponjas están en constante contacto con restos de comida, grasa y humedad, lo que las transforma en un ambiente ideal para el crecimiento de microorganismos como E. coli, Salmonella o mohos. Investigaciones científicas han demostrado que un centímetro cúbico de esponja puede albergar una cantidad de bacterias similar a la que se encuentra en las heces. Sí, así de grave puede ser el descuido de este pequeño objeto.
Científicos de la Universidad Justus Liebeg, en Alemania, secuenciaron el ADN de los microorganismos hallados en 14 esponjas de cocina y descubrieron bacterias como Moraxella osloensis, responsable del mal olor en la ropa sucia y potencial causante de infecciones en personas con sistemas inmunológicos débiles.
El estudio, publicado en Scientific Reports, también concluyó que lavar las esponjas con agua y jabón no solo no elimina las bacterias, sino que puede incrementar la concentración de las más resistentes. De esta forma, lo que parece un acto de limpieza puede terminar extendiendo los gérmenes por toda la vajilla.
Afortunadamente, no hace falta recurrir a desinfectantes industriales ni a productos químicos agresivos. Existen opciones naturales y seguras que eliminan buena parte de los microorganismos presentes en las esponjas.
Una de las más efectivas consiste en mezclar partes iguales de agua y vinagre blanco. Solo se necesita sumergir la esponja en esta solución durante 5 a 10 minutos, asegurándose de que quede completamente cubierta. Luego, se enjuaga con agua limpia y se exprime bien.
El vinagre blanco contiene ácido acético, un componente con propiedades antimicrobianas que altera el entorno químico de las bacterias, afectando su estructura celular y evitando que se reproduzcan. Si se utiliza con agua caliente, el efecto se potencia, ya que el calor contribuye a debilitar o eliminar aún más microorganismos.
Otra opción sencilla es preparar una solución con agua caliente y sal, o agregar unas gotas de limón para potenciar el efecto antibacteriano y dejar un aroma fresco.
El agua hirviendo y el lavavajillas** también pueden ser aliados poderosos:
Eso sí, independientemente del método, la esponja debe secarse completamente antes de guardarse. La humedad prolongada es el principal enemigo de la higiene en la cocina.
Los expertos coinciden: la frecuencia del cambio depende del uso y del cuidado, pero lo ideal es reemplazarla cada dos semanas o incluso cada siete días si se utiliza con frecuencia.
Una esponja que huele mal o presenta un color oscuro es una señal clara de que necesita ser reemplazada.
Además, es recomendable usar esponjas diferentes para distintas zonas de la cocina. No debe emplearse la misma para limpiar superficies donde se manipulan carnes crudas y para lavar platos o frutas, ya que esto puede generar contaminación cruzada.
Después de cada uso, conviene escurrir la esponja para eliminar el exceso de agua y dejarla secar al aire, preferiblemente en una rejilla. Evita dejarla en el fondo del fregadero, donde la humedad se acumula fácilmente.
También puedes mantener un pequeño recipiente con la mezcla de agua y vinagre para desinfectarla rápidamente al final del día. Con este sencillo hábito, tu cocina estará más limpia y segura sin necesidad de gastar en productos químicos.
Las esponjas son, sin duda, uno de los objetos más útiles del hogar. Sin embargo, su constante contacto con restos de comida y humedad las convierte en un punto crítico de contaminación si no se les presta atención.
Adoptar métodos naturales como el vinagre blanco o la desinfección con calor no solo es una forma de mantener la higiene, sino también una manera responsable de cuidar la salud familiar y el medioambiente.
Al final, la limpieza más efectiva empieza por los detalles. Una esponja bien desinfectada no solo deja los platos brillantes, también mantiene la cocina libre de bacterias invisibles que pueden afectar la salud.