Colombia
Cada año, el siete de diciembre, las calles y los hogares colombianos se iluminan con miles de pequeñas velas, marcando el inicio de la Navidad y celebrando la unión familiar.
Publicado:
Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
Cada 7 de diciembre, las calles, balcones y ventanas de Colombia se transforman con el brillo de miles de llamas diminutas y el ambiente festivo se mezcla con el olor característico de la cera y la imagen de familias reunidas alrededor de las velitas.
Esta tradición profunda, que marca el inicio de la temporada navideña, representa una manifestación colectiva de fe, esperanza y unión que recorre toda la geografía nacional, razón por la que la Noche de Velitas se mantiene como uno de los rituales más presentes y arraigados en la cultura del país.
El origen de la Noche de Velitas está ligado al dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, proclamado por el papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854.
En ese momento, la Iglesia católica definió en ese momento que María fue preservada de toda mancha de pecado original desde el instante de su concepción, doctrina consignada en la carta apostólica Ineffabilis Deus.
Miles de fieles iluminaron la Plaza de San Pedro esa noche con velas, estableciendo un potente símbolo de devoción y recogimiento.
La luz de las velas ocupa un lugar central en el significado de esta celebración, dado que representa la pureza de María y la fe que guía a los creyentes.
En muchos hogares colombianos, el ritual familiar consiste en encender las velas, entonar villancicos y orar en comunidad, reforzando así los lazos de la fe y la tradición.
A pesar de su raíz religiosa, la Noche de Velitas ha evolucionado hacia una de las principales fiestas populares de Colombia, pues ciudades como Medellín, Cali o Quindío convierten esta fecha en el punto de partida oficial de la Navidad, con alumbrados masivos, conciertos, ferias y actividades públicas que reafirman el espíritu festivo.
El encuentro familiar es parte fundamental de la tradición y familias, amigos y vecinos se reúnen en torno a las velitas para compartir comidas típicas, postres y música.
La integración comunitaria también se refleja en la organización de eventos colectivos y en la incorporación de la novena de aguinaldos, ritual que conecta los días previos a la Navidad.
Para muchos colombianos, especialmente quienes viven en el exterior, la Noche de Velitas se ha convertido en un elemento fundamental para reconectar con sus raíces.
Este día simboliza la identidad nacional y el sentido de pertenencia a una comunidad marcada por la fe y la alegría compartida, pues la celebración refuerza valores como la solidaridad, la reconciliación y la gratitud, a través de pequeños gestos como el encendido colectivo de las velas.
El sentido espiritual de la Noche de Velitas se mantiene vigente; para muchos, prender una vela es un acto de agradecimiento, petición y homenaje a la Virgen María, aunque el simbolismo; sin embargo, trasciende lo religioso y adquiere nuevas dimensiones.
La luz de cada vela representa la esperanza de un mejor año, la paz y los deseos personales o familiares, aunque esta dualidad, permite que la tradición se adapte y continúe vigente entre distintas generaciones.
La manera de celebrar también ha cambiado de acuerdo a los tiempos, dado que en muchos hogares, las velas tradicionales conviven ahora con luces LED, una tendencia que responde a la búsqueda de alternativas más seguras, especialmente para el público infantil.
El uso de plataformas digitales y transmisiones en vivo permite que familias dispersas geográficamente compartan el ritual a distancia.