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La Casa de la Cultura en Arborizadora Baja vibrará con vallenato y música popular en la cuarta noche de la Novena de Aguinaldos.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital

La tradicional Ruta de la Navidad de Olímpica Stereo Bogotá continua su recorrido en la tarde del viernes 19 de diciembre de 2025, en el sur de la capital, llevando alegría, música popular, vallenato y un mensaje de esperanza a la comunidad de Ciudad Bolívar.
El cuarto día de la novena navideña se vivirá en la Casa de la Cultura del barrio Arborizadora Baja, ubicada en la carrera 38 # 53B - 43 Sur, desde las 5:00 p. m., con presentaciones de Juan Pablo Navarrete, Francy, Orlando Liñán y Banda Fiesta.
La actividad se desarrolla en el contexto de la ruta itinerante de conciertos y encuentros organizados por la emisora que busca fomentar espacios de celebración segura y participación familiar.
La programación musical se suma a la dimensión espiritual de esta época, marcada por la tradición de la Novena de Aguinaldos, especialmente en el día cuarto, que se dedica a la reflexión sobre la superación de la violencia a través de la fe y el perdón.
El mensaje central se inspira en el pasaje de Isaías 9:4, que proclama: “Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián”, recordando la importancia de confiar en la misericordia divina para transformar la realidad.
La reflexión para este día invita a que, incluso frente a los dolores y circunstancias marcadas por la injusticia o la violencia, se pueda realizar una lectura profética de la historia, reconociendo tanto la fuente del sufrimiento como la posibilidad de rescate en la bondad del Niño Jesús.

Por tal motivo, se anima a los asistentes a pedir que “el Señor nos ayude a vencer la vara del opresor con la fuerza del amor”, y que enseñe a perdonar y construir caminos de reconciliación.
La súplica del día destaca el anhelo de que “los artífices de la violencia y del odio encuentren la verdadera paz en la mansedumbre de Jesús”, mientras se reitera la petición a un Dios fiel y misericordioso para que conceda la gracia de “vencer el mal con el bien” y apoyar la esperanza en la fuerza humilde que representa la infancia de Jesús en Belén.
Como parte integral de la jornada, los devotos comparten la Oración al Niño Jesús, en la que se recuerda la promesa, tomada de las palabras a la venerable Margarita del santísimo Sacramento: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.
Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica.
La oración propia del cuarto día también acompañará el acto, resaltando la humildad y el sacrificio de Jesús desde el seno materno, ejemplificando la sumisión y el amor pleno a Dios, y proponiendo una espiritualidad centrada en la adoración y la entrega.
Desde el seno de su Madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su eterna sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad; aceptaba con resignación toda su debilidad, toda su humillación, todas sus incomodidades.
¿Quién de nosotros quisiera retroceder a un estado semejante con el pleno goce de la razón y de la reflexión? Por ahí entró el Divino Niño en su dolorosa y humillante carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre; a enseñarnos lo que Dios merece por parte de su criatura; a expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados.
¿Deseamos hacer una verdadera oración? Empecemos por formarnos de ella una exacta idea, contemplado al Niño en el seno de su Madre. El Divino Niño ora y ora del modo más excelente. NO habla, no medita, ni se deshace en tiernos efectos. Su mismo estado, lo acepta con la intención de honrar a Dios, en su oración y en ese estado expresa altamente todo lo que Dios merece, y de qué modo quiere ser adorado por nosotros. Unámonos a las adoraciones del Niño Dios en el seno de María; unámonos a su profundo abatimiento, y sea éste el primer efecto de nuestro sacrificio a Dios. Desaparezcamos a nuestros propios ojos, y que Dios sea todo para nosotros.