Colombia
Orar por alguien con depresión es un acto de amor que lleva consuelo, esperanza y luz a quien atraviesa momentos difíciles.
Publicado:
Por: María Paula Vargas Rodríguez
Creativa Digital
La depresión y la ansiedad son realidades que afectan profundamente el alma y cada vez más personas lo padecen. En medio de este dolor emocional, la oración se convierte en un puente de esperanza y un acto de amor profundo hacia quien sufre.
En la Biblia encontramos múltiples ejemplos de personas que enfrentaron angustia emocional. El salmista David clamaba en medio de su tristeza: “Estoy agotado de tanto llorar; de noche inundo de lágrimas mi cama” (Salmo 6:6). Aun así, nunca dejó de buscar a Dios. Así como David, nosotros también podemos acercarnos a él, y orar por aquellos que atraviesan momentos emocionales difíciles.
La oración es una forma de acompañar espiritualmente a quien sufre. Es una expresión de amor, compasión y fe que puede traer consuelo, paz y esperanza.
Dios es cercano al que está preocupado, al que esta agobiado.“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu” (Salmo 34:18). La ansiedad no es ajena al mensaje de la Biblia. En 1 Pedro 5:7 se nos invita: “Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.
Estas verdades nos animan a orar por quienes luchan con cargas visibles e invisibles, confiando en que Dios escucha, sana y sostiene. Y si por otro lado, es tu caso, tienes que saber que Dios está cerca y te invita a entregarle tu ansiedad.
Padre, hoy me acerco a ti con el corazón cargado por mi ser querido. Tú conoces su dolor, su ansiedad, su tristeza. Te pido que lo abraces con tu amor perfecto. Llena su mente de tu paz, su corazón de tu consuelo, y su espíritu de esperanza.
Llévalo a descansar en ti. Dale fuerzas para buscar ayuda, para no rendirse y para confiar en que Tú estás obrando, aun cuando todo parece estancado. En el nombre de Jesús, amén.
Además de orar, Dios nos llama a ser comunidad. Romanos 12:15 dice: “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.” Acompañar a alguien en su proceso implica estar presente, escuchar sin juzgar, y recordarle que no está solo.
También es importante recordar que Dios puede usar a profesionales de la salud mental como instrumentos de sanidad. La fe no está reñida con la terapia o la medicina. De hecho, orar por una persona también puede incluir pedir que tenga acceso a ayuda profesional adecuada y que Dios guíe ese proceso.
Jesús entiende la tristeza. Cuando oramos por alguien con depresión, nos unimos al corazón compasivo de Dios. Nuestra intercesión puede ser esa chispa de luz que ayuda a otro a seguir adelante.
Oremos con fe, amor y constancia. Y confiemos en que el Dios que escucha también sana, restaura y levanta.