Colombia
Molano revela el ambicioso plan del IDU para destrabar Bogotá: obras entregadas y mano dura contra contratistas incumplidos.
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Por: María Paula Vargas Rodríguez
Creativa Digital
En una mañana distendida y en medio del buen humor característico de la cabina de Olímpica Stereo, Orlando Molano, director del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), enfrentó los micrófonos con una mezcla de transparencia, firmeza y sentido del humor. “Ese sí se gana la plata honradamente”, bromeó uno de los locutores al darle la bienvenida. Molano, lejos de evadir los temas espinosos, se lanzó de frente: Bogotá avanza en materia de infraestructura, aunque no sin tropiezos.
El funcionario destacó que desde el año pasado han logrado entregar 25 obras, y solo en lo corrido de este año ya suman cinco más. “El alcalde nos pidió habilitar todo lo que vayamos terminando”, explicó. Uno de los proyectos que más ha dado de qué hablar es el de la calle 153, una deuda histórica con la ciudadanía que finalmente empieza a saldarse. La vía, que conecta desde la Autopista Norte hasta la Boyacá, ya se encuentra completamente habilitada. Lo único pendiente es un gimnasio al aire libre, solicitado por el alcalde Carlos Fernando Galán para fortalecer la seguridad del sector. “Cuando se ilumina y se habita el espacio, la delincuencia se aleja”, afirmó Molano, convencido del valor de la urbanización bien pensada.
Sin embargo, no todo es celebración. Cuando Frank, uno de los entrevistadores, preguntó con tono crítico por el cierre de la calle 100, Molano no esquivó el tema. “Cuando llegamos, el promedio de atraso de las obras era de tres años. Algunas llevaban cinco o hasta seis años paradas”, respondió. Mencionó casos paradigmáticos como la obra de la calle 45 entre carreras séptima y quinta, una valorización cobrada en 1998 y que apenas ahora ve avances concretos. “Si el clima ayuda, la terminamos este año”, aseguró.
El funcionario hizo énfasis en las causas detrás de estos retrasos: trámites burocráticos, demoras en permisos y, sobre todo, líos con los predios. “Hay propiedades que tienen hasta 25 herederos”, comentó. Aunque el Distrito puede acudir a la expropiación por utilidad pública, este proceso tampoco es inmediato. A pesar de ello, hay avances. “El proyecto de la calle 13 será el primero que arranque con el 100 % de los predios listos”, adelantó Molano.
Uno de los puntos más sensibles de la entrevista giró en torno a los contratistas incumplidos. Molano fue enfático: no hay espacio para la impunidad. “Ya llevamos cinco contratos caducados. Si no cumplen, se sanciona. Así sean grandes o pequeños”. Explicó que los anticipos están cubiertos por pólizas, por lo que el dinero no se pierde, pero sí el tiempo, y ese es el recurso más valioso.
La carrera Novena, también conocida como Laureano Gómez, es otra obra con retrasos significativos. Se espera su entrega total en noviembre, pero Molano anunció que a partir de mayo se habilitarán tramos, como el costado oriental entre las calles 170 y 183. “Cada vez que voy allá, me gritan, me reclaman. Pero hay que dar la cara, y ahí estamos”, confesó sin rodeos.
En medio de las bromas y anécdotas, también hubo espacio para reconocer el esfuerzo del equipo de gobierno. “Llevarle el ritmo al alcalde es durísimo. A las cuatro de la mañana me escribe, y yo le contesto”, relató entre risas. Y aunque el tono de la charla fue cercano, el mensaje quedó claro: hay un compromiso serio con la ciudad.
Bogotá está en obra, y aunque el camino ha sido accidentado, las señales de avance son palpables. Orlando Molano no promete milagros, pero sí trabajo constante. Y en una ciudad donde los ciudadanos han perdido la fe en la ejecución pública, poner la cara y mostrar resultados —aunque parciales— ya es un paso en la dirección correcta.