Colombia
En Zetaquira, Boyacá, existe un lugar mágico donde el agua cae en tres temperaturas distintas. Esta cascada termal es un tesoro natural, espiritual y cultural que vale la pena visitar. Aquí te contamos cómo llegar y qué hacer.
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Creativo Digital
Ubicado en lo profundo del piedemonte boyacense, Zetaquira guarda un secreto natural que ha sido venerado desde tiempos ancestrales: una cascada termal que ofrece un espectáculo único, con aguas que fluyen a tres temperaturas diferentes. Este destino, aún poco explorado, combina bienestar, historia y naturaleza, a solo cuatro horas de Bogotá.
La llamada “cascada de tres temperaturas” se encuentra en la vereda Patanoa, a unos 20 minutos del casco urbano de Zetaquira. Lo que la hace única es su comportamiento térmico: el agua cae en tres zonas con temperaturas distintas —caliente, templada y fría—, creando una experiencia sensorial sin comparación en el país.
La temperatura más alta registrada es de 89.5°C, proveniente directamente de fuentes naturales subterráneas. Esto la convierte en la cascada termal más alta de Colombia, con una caída de 16 metros.
Este sitio no solo deslumbra por su belleza, también por su historia. Para los pueblos originarios, como los muiscas, la cascada era un lugar sagrado.
Allí se rendía culto al dios solar Súa y a la diosa Bachué, símbolo de fertilidad y madre de la humanidad. El lugar sigue conservando esa energía ancestral, por lo que muchos visitantes describen su paso por allí como una experiencia espiritual.
Para quienes deseen conocer este paraíso natural, el trayecto en carro desde Bogotá toma aproximadamente 4 horas y 30 minutos.
En el camino se cruzan cuatro peajes, con un valor cercano a los 26.000 pesos en total. También es posible llegar en bus, tomando una ruta desde el Terminal del Salitre hasta Zetaquira, con tiquetes que rondan los 50.000 pesos.
Una vez en el municipio, se recomienda tomar un transporte local hasta la vereda Patanoa o hacer una caminata ecológica acompañada por guías de la zona.
El viaje a Zetaquira ofrece mucho más. El municipio es conocido por su riqueza hídrica (con más de 30 nacimientos termales), sus senderos naturales y miradores. También vale la pena visitar el cerro de la Virgen del Coro y la laguna de Tierra Blanca, donde aún sobreviven vestigios de caminos muiscas.
Si tu viaje es en diciembre, podrás vivir las fiestas de la cultura cafetera, que celebran con orgullo la calidad del grano boyacense cultivado en estas tierras.