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Conoce quién es el cardenal que anuncia "Habemus Papam" tras la elección de un nuevo Papa en el Vaticano. Descubre el significado de este histórico momento y el rol del cardenal protodiácono, actualmente Dominique Mamberti.
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Creativo Digital
Desde Olímpica Stereo, estamos siempre atentos a los eventos de gran relevancia mundial. Uno de ellos, sin duda, es la elección de un nuevo papa por parte de la Iglesia Católica.
El nuevo papa de la iglesia católica es Robert Prevost Martínez y eligió el nombre de León XIV.
Es un proceso rodeado de historia, tradición y un profundo significado espiritual que congrega la atención de creyentes y no creyentes por igual, esperando la decisión que saldrá del cónclave en la Capilla Sixtina.
Tras días de deliberaciones secretas, la señal que todos esperan es la columna de humo blanco. Pero la confirmación oficial llega con una frase histórica pronunciada desde el balcón de San Pedro.
Hoy, en este artículo especial, le contamos quién es el cardenal que, por tradición, tiene el honor de dar esta noticia al mundo, presentando al sucesor de Pedro.
El proceso de elección de un nuevo Sumo Pontífice es uno de los eventos más significativos y llenos de simbolismo para la Iglesia Católica y el mundo. Tras días de deliberación a puertas cerradas en el Cónclave, la expectativa global se concentra en una pequeña chimenea sobre la Capilla Sixtina.
La aparición del humo blanco es la señal inequívoca: un nuevo Papa ha sido elegido. Pero, ¿quién es la persona encargada de dar la noticia oficial al mundo?
La frase que resuena por la Plaza de San Pedro y se transmite a millones de hogares es "Habemus Papam". Esta locución latina, que se traduce como "Tenemos Papa", es el anuncio formal de que el Colegio Cardenalicio ha escogido a un sucesor para San Pedro.
Es un momento cargado de historia y emoción, marcando el fin de la Sede Vacante y el inicio de un nuevo pontificado. El protocolo para este anuncio es riguroso y sigue una tradición centenaria.
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La responsabilidad de pronunciar el "Habemus Papam" recae tradicionalmente sobre el cardenal protodiácono. Este es el cardenal del orden de los diáconos que posee la mayor antigüedad en el Colegio Cardenalicio.
Su papel no se limita solo a este anuncio solemne. Históricamente, los cardenales diáconos tenían funciones administrativas importantes dentro de la Curia Romana, y el protodiácono ostenta una posición de honor y precedencia entre ellos.
Según la tradición y la estructura actual del Colegio Cardenalicio, el cardenal que asumiría la tarea de anunciar al próximo papa, en caso de un Cónclave futuro, es Dominique Mamberti. Nacido en Marrakech, Marruecos, y de origen francés, Mamberti fue creado cardenal en 2015.
Ascendió a la posición de cardenal protodiácono en 2018. Su rol actual lo designa como la figura que saldría al balcón central de la Basílica de San Pedro para dirigirse a la multitud y al mundo con las esperadas palabras.
Una vez que el nuevo papa ha aceptado su elección y elegido su nombre pontifical, se prepara el anuncio. El cardenal protodiácono aparece en la Logia Central de las Bendiciones de la Basílica de San Pedro.
Desde allí, con solemnidad, pronuncia primero el nombre del cardenal elegido en latín, seguido de la fórmula "Habemus Papam". Luego, anuncia el nombre de pila del nuevo Pontífice y, finalmente, el nombre que ha elegido para su pontificado. Este instante es el primer contacto visual y auditivo del mundo con el sucesor de Pedro.
Este protocolo se ha cumplido en los últimos cónclaves, siendo testigos de momentos históricos como la elección de Benedicto XVI en 2005 o la del Papa Francisco en 2013. La figura del cardenal protodiácono es, por tanto, el portavoz de uno de los anuncios más esperados y trascendentales para la fe católica.
El "Habemus Papam" es mucho más que una frase; es el culmen de un proceso espiritual y eclesiástico de gran envergadura. El cardenal protodiácono, actualmente Dominique Mamberti, es la voz designada por la tradición para comunicar esta noticia al mundo, simbolizando el vínculo entre el cónclave secreto y la Iglesia universal que espera a su pastor.
Su aparición en el balcón sella un capítulo en la historia y abre uno nuevo para millones de creyentes.