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Fumata blanca en el Vaticano: el mundo celebra la elección del nuevo papa, el número 267 en la historia de la Iglesia Católica.
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Por: María Paula Vargas Rodríguez
Creativa Digital
Tras días de expectativa, finalmente se alzó la fumata blanca sobre el cielo de Roma. Más de 50.000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro estallaron en júbilo: el mundo tiene un nuevo papa.
Tras el solemne himno del Vaticano, y en medio de una marea de banderas, rezos y aplausos, el cardenal protodiácono pronunció las palabras más esperadas: Habemus Papam. El nuevo sucesor de San Pedro es Robert Prevost, quien ha elegido el nombre de León XIV, convirtiéndose en el papa número 267 en la historia de la Iglesia Católica. Es el segundo pontífice americano, tiene 69 años, nació en Chicago y posee raíces francesas, italianas y españolas por parte de su madre. Desde su infancia mostró una profunda vocación religiosa, ingresando al seminario menor de los Padres Agustinos. Además de su formación teológica, tiene estudios en matemáticas y filosofía.
En el segundo día de cónclave, los 133 cardenales electores reunidos en la Capilla Sixtina alcanzaron el consenso necesario para elegir al nuevo líder espiritual que reúne al mundo.
Instantes antes de su aparición en el balcón central de la Basílica de San Pedro, el papa electo se dirigió a la Capilla Paulina, donde oró en silencio ante el Santísimo Sacramento. Mientras tanto, en la plaza, el ambiente era un auténtico hervidero de emoción. Himnos espontáneos, lágrimas, oraciones y abrazos entre desconocidos transformaron el lugar en una celebración viva de la fe.
Las banderas ondeaban con fuerza creciente, al ritmo de los corazones que latían con esperanza. El júbilo, iniciado con la fumata blanca, se expandía como un eco colectivo de alegría compartida.
Finalmente, el nuevo pontífice llegó a la Logia de las Bendiciones. Desde allí, con voz serena y mirada firme, dirigió su primer saludo al mundo.
Se espera que este pontificado ofrezca una guía firme y compasiva en medio de un mundo sacudido por guerras, desigualdades y profundos dilemas morales. El nuevo papa tendrá la misión de ser puente, voz y faro en un tiempo que clama por reconciliación, unidad y paz.
Nacido en Chicago el 14 de septiembre de 1955, Prevost es el nuevo pontífice estadounidense. Con una destacada trayectoria que ha abarcado desde el Derecho Canónico hasta la misión pastoral en Perú, su perfil internacional le permite ser un referente en una Iglesia que busca reconciliación y renovación.
Aunque su formación inicial fue en Matemáticas en Filadelfia, la vocación de León XIV lo llevó a una carrera eclesiástica. Su inmersión en la vida religiosa de América Latina comenzó en 1985, cuando llegó a Perú como misionero agustiniano. Ese primer contacto con la región marcó el inicio de una relación profunda con la Iglesia en el continente, especialmente con el pueblo peruano, al cual serviría durante más de tres décadas.
Con su llegada a Perú en 1988 para dirigir el seminario agustiniano en Trujillo, y más tarde al asumir roles de liderazgo en la Diócesis de Chiclayo y la administración apostólica del Callao, León XIV generó un vínculo profundo con la región. En 2014, su nacionalización peruana fue el resultado de un acuerdo entre la Santa Sede y el país andino.
Si bien fue uno de los colaboradores más cercanos del papa Francisco, su visión pone énfasis en la necesidad de una transformación constante dentro de la Iglesia. Como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y director del Dicasterio para los Obispos, León XIV ha demostrado un liderazgo que busca mantener un enfoque pastoral accesible y cercano.
A los 69 años, el papa León XIV se presenta como un líder global cuya vida ha transcurrido entre Estados Unidos, Europa y América Latina. Con una mirada puesta en el futuro de la Iglesia, su misión al frente del Vaticano no solo será de unidad, sino también de estratega frente a un mundo cada vez más polarizado.