Colombia
Rafael Escalona inmortalizó al vallenato con letras que cuentan historias; 13 años después de su partida, su legado sigue cantándose.
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Por: María Paula Vargas Rodríguez
Creativa Digital
Un día como hoy, el 13 de mayo de 2009, Colombia perdió a uno de los más grandes narradores de su historia: Rafael Escalona, el juglar que no necesitó guitarra para componer, pero que le puso música a la vida cotidiana de la Costa Caribe. A 13 años de su partida, su legado sigue más vigente que nunca.
Nacido en Patillal, Cesar, Escalona no solo fue un gran compositor, sino un cronista popular, de esos que le sacaban historias a la melancolía, al dolor y al amor, forjando así la identidad vallenata. Y lo que para muchos eran simples letras, para él eran biografías en verso.
Su obra no se limita a la música. Fue amigo personal de Gabriel García Márquez, quien lo mencionó en varias ocasiones como una de sus mayores inspiraciones. De hecho, en Cien años de soledad, Gabo lo menciona como uno de los personajes que mejor ejemplifica el espíritu del Caribe. Más tarde, su vida fue llevada a la pantalla en la serie Escalona, protagonizada por Carlos Vives, quien además revivió sus canciones para nuevas generaciones.
Escalona compuso más de 100 canciones y fundó, junto con otros grandes, el Festival de la Leyenda Vallenata. Su talento residía en capturar lo cotidiano con una voz auténtica, cargada de humor, ironía y sentimiento. A través de sus letras, la gente no solo bailaba, también recordaba, lloraba y se reconocía.
Rafael Escalona no solo escribió canciones: escribió una época. Hoy, al recordarlo, no solo se revive su música, también se reconoce la importancia de conservar las raíces, las historias sencillas y los acentos propios que construyen la identidad de un pueblo. Escalona vive en cada parranda, en cada verso y en cada acorde de caja, guacharaca y acordeón.