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El mundo despide al papa Francisco en su funeral. 61 jefes de Estado y 31 jefes de gobierno asistieron a la histórica ceremonia en El Vaticano.
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Por: María Paula Vargas Rodríguez
Creativa Digital
Este sábado 26 de abril, la Plaza de San Pedro y las calles de Roma fueron el escenario de una de las ceremonias más emotivas y multitudinarias de los últimos tiempos: el funeral del papa Francisco. Más de 400.000 personas —250.000 en la plaza y otras 150.000 a lo largo del recorrido— se congregaron para dar el último adiós al pontífice argentino, fallecido el pasado lunes 21 de abril a los 88 años tras complicaciones por una doble neumonía.
El mundo entero se unió en duelo mientras el cuerpo del papa ingresaba solemnemente a la Basílica de San Pedro. La misa exequial fue presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, quien recordó en su homilía la vida de Francisco como un 'papa del pueblo', comprometido con los más desfavorecidos, los migrantes y la paz en tiempos de guerra.
'Construir puentes, no muros', fue una de las frases más recordadas durante la ceremonia, pronunciada en múltiples ocasiones por Francisco a lo largo de su pontificado. El decano también destacó la capacidad del papa para establecer contacto directo con la gente, su corazón abierto y su incansable defensa de los marginados. Sus palabras fueron recibidas con una sonora ovación en San Pedro.
La despedida de Francisco también fue escenario de una intensa actividad diplomática. A la ceremonia asistieron delegaciones de 148 países y territorios, incluidos 61 jefes de Estado y 31 jefes de gobierno, además de representantes de 10 organismos internacionales.
Entre los líderes presentes estuvieron el presidente de EE. UU., Donald Trump; el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen. De Latinoamérica, acudieron el presidente de Argentina, Javier Milei; el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva; el ecuatoriano Daniel Noboa; el dominicano Luis Abinader; y la hondureña Xiomara Castro.
En medio de la solemnidad, Donald Trump acaparó la atención mediática tras sostener una reunión improvisada con Zelenski en los pasillos vaticanos. La imagen de ambos líderes sentados entre los mármoles y columnas del Vaticano recorrió el mundo, resaltando el contexto de las negociaciones en curso para encontrar una salida diplomática a la guerra en Ucrania. Trump también sostuvo breves encuentros con Macron, Starmer y Von der Leyen, buscando 'construir puentes' en medio de tensiones políticas globales.
Después de la misa, el cortejo fúnebre recorrió las calles históricas de Roma, pasando por monumentos icónicos como el Coliseo y los Foros Imperiales. En el trayecto, multitudes emocionadas lanzaban flores y entonaban cánticos en honor al papa.
Finalmente, el féretro fue trasladado en papamóvil hasta la Basílica de Santa María la Mayor, donde Francisco había solicitado ser enterrado, siguiendo su humildad característica. En una ceremonia privada, su cuerpo fue recibido por desfavorecidos y reclusos, quienes le esperaban con rosas blancas. La tumba, sencilla, lleva apenas su nombre papal: FRANCISCUS, acompañado de una reproducción de su cruz pectoral en plata.
La basílica abrirá sus puertas a los fieles desde este domingo, permitiendo que quienes deseen rendir homenaje puedan visitar el lugar de descanso del primer papa enterrado fuera del Vaticano desde León XIII, en 1903.
Francisco deja un legado marcado por su enfoque pastoral, su defensa de los migrantes, su impulso a reformas internas en la Iglesia y su constante llamado a la paz en medio de un mundo convulsionado.
El presidente brasileño, Lula da Silva, expresó:
'Quiera Dios que el próximo papa sea como Francisco, con el mismo compromiso religioso y la misma lucha contra la desigualdad',
sintetizando el sentimiento entre los líderes y fieles que lo despidieron.
Con la ceremonia finaliza el pontificado de un papa que supo acercarse a los más vulnerables y cuyo eco resonará por generaciones. Ahora, se abre oficialmente el período de sede vacante, y el mundo aguarda el inicio del cónclave, que deberá comenzar antes del 11 de mayo, para elegir al sucesor de uno de los pontífices más queridos de la historia reciente.