Colombia
Detrás del éxito de esta cumbia emblemática, con 65 años de antigüedad y popularidad mundial, hubo un hombre centenario que casi muere sin que le reconocieran su autoría.
Publicado:
Por: Equipo de redacción
'La pollera colorá' es un himno de la música colombiana, una cumbia que ha traspasado fronteras. Sin embargo, su creación estuvo marcada por una disputa de autoría. Juan Madera, un humilde músico de Sincé (Sucre) compuso la melodía en 1960, pero Wilson Choperena, quien añadió la letra, intentó quedarse con todo el crédito.
Madera, un clarinetista talentoso, nunca buscó fama, pero sí justicia. Su lucha legal duró 10 años, hasta que un fallo judicial le devolvió lo que siempre fue suyo: el reconocimiento como coautor de esta obra maestra.
La pollera colorá nació en el bar Hawai de Barrancabermeja (Santander), un lugar frecuentado por trabajadores petroleros y bailadores de cumbia. Madera, quien tocaba en la orquesta de Pedro Salcedo, creó la melodía inspirado en las polleras rojas de las mujeres que bailaban en el local.
En 1962, la canción se grabó en Barranquilla. Los productores habían decidido incluirla en el álbum después de que otra canción no cumpliera sus expectativas de calidad. Rápidamente se convirtió en un éxito. Sin embargo, Choperena, el vocalista de la orquesta, registró la obra a su nombre e ignoró la autoría de Madera. Este acto marcó el inicio de una larga batalla legal.
Inicialmente, Wilson Choperena fue reconocido como el único autor de 'La pollera colorá'. La industria musical y los medios lo celebraron, mientras Madera permanecía en el anonimato. Durante décadas, el músico sucreño vio cómo su creación era atribuida a otro.
Madera no solo compuso la melodía, sino que también fue clave en la estructura musical de la cumbia. Su clarinete dio vida a los arreglos que hicieron famosa la canción. A pesar de esto, su nombre fue borrado de la historia hasta que decidió luchar.
En el año 2000, Madera inició una demanda para reclamar sus derechos. Con documentos notariales y testimonios de músicos que lo acompañaron en la creación, demostró que él era el autor original de la melodía. Su familia y amigos lo apoyaron en esta batalla.
El proceso fue largo y desgastante. Madera enfrentó el poder de la industria y la indiferencia de muchos, pero nunca se rindió. Su objetivo no era el dinero, sino reivindicar su propia historia: que su nombre figurara junto al de Choperena en los créditos de una canción insignia creada por él.
Después de 10 años, la justicia falló a favor de Madera. Un tribunal determinó que era coautor de La pollera colorá y ordenó que se rectificaran los registros de autoría. Además, Choperena fue condenado a pagar una indemnización y enfrentar dos años de cárcel.
Para Madera, esta victoria fue un alivio. Pudo ver su nombre en los créditos y recibir homenajes en vida. Sin embargo, el daño ya estaba hecho: durante décadas, su contribución había sido ignorada.
Juan Madera falleció en 2024 a los 102 años, rodeado de su familia en Sincelejo. Hasta sus últimos días, mantuvo su lucidez y amor por la música. Su legado quedó inmortalizado en esculturas, parques y festivales en su honor.
Aunque murió en paz, su historia sigue siendo un recordatorio de las injusticias en la industria musical. Su familia continúa trabajando para preservar su memoria, con proyectos como una casa museo en su nombre.
Esta cumbia no solo es un símbolo musical, sino también cultural. Artistas como Juan Gabriel y Yuri la han versionado, y hasta Cantinflas la elogió durante una visita a Colombia. Su ritmo sigue siendo un emblema de alegría y fiesta.
Para Madera, la canción fue su mayor orgullo y su mayor dolor. Aunque hoy se le reconoce, su lucha expuso los desafíos que enfrentan muchos artistas para proteger sus creaciones.
La historia de Juan Madera y La pollera colorá es un llamado a valorar a los creadores detrás de la música que amamos. Su tenacidad nos recuerda que el arte no solo es talento, sino también justicia. Hoy, su melodía sigue sonando, pero ahora con su nombre donde siempre debió estar.