Colombia
Ariel, el joyero cubano radicado en la "Ciudad mágica", se popularizó en YouTube por mostrar transacciones únicas de relojes y joyas con clientes de diferentes nacionalidades.
Publicado:
Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
Ariel Joyería se ha convertido en un fenómeno en YouTube, pues su canal, gestionado por el joyero cubano Ariel, suma millones de visualizaciones con videos en los que clientes llegan hasta su local en Miami para vender o adquirir piezas de alta relojería y joyería.
A través de situaciones cotidianas, negociaciones directas y un estilo espontáneo, Ariel logra capturar a una audiencia global que no se interesa únicamente por relojes y joyas, también por la tensión real de cada trato y por su particular carisma.
En una de sus recientes publicaciones, Ariel documentó el proceso de compra de un reloj Audemars Piguet a un joven colombiano oriundo de Bogotá.
La pieza que el visitante llevó a la tienda fue evaluada detalladamente ante el escenario de que el cliente buscaba vender el reloj en 16.516 dólares, una cifra que, tras el análisis del joyero, resultó muy alejada del valor de mercado y de las ofertas en otras tiendas y subastas.
El reloj, de 36 milímetros, tenía una buena apariencia general, aunque necesitaba reemplazo de la correa y servicios técnicos adicionales, lo que implica gastos extra para cualquier potencial comprador.
Ariel expuso de inmediato los costos colaterales: cambiar la correa costaría 800 dólares y el mantenimiento técnico rondaría los 450 dólares, con lo cual el margen final de la transacción se reducía de manera considerable.
Ariel explicó al joven bogotano que el modelo particular del Audemars Piguet estaba lejos de generar la alta demanda o el precio elevado que su propietario esperaba.
En ese sentido, el joyero cubano compartió con transparencia sus pesquisas en chats de coleccionistas y ventas, poniendo sobre la mesa las ofertas que otros compradores aceptaban para esa referencia, con valores encontrados entre los 9.000 y los 10.000 dólares.
Pese a la diferencia inicial, el tono de la conversación se mantuvo cordial, razón por la que el joven bogotano pidió la posibilidad de cerrar un “pequeño negocio”, mientras Ariel sumaba los gastos y buscaba una propuesta razonable.
La oferta final del joyero fue clara: 10.250 dólares, lo que llevó a que el trato se cerrara entre palmadas de agradecimiento y frases de cortesía.
El joven aceptó, expresó felicidad y Ariel remató el acuerdo resaltando la satisfacción de haber concretado un nuevo negocio con un compatriota latinoamericano.
En el mundo de la alta relojería, Audemars Piguet representa mucho más que un nombre, dado que la marca remite a la historia del pueblo de Le Brassus, enclavado en el Valle de Joux, suizo, donde la relojería se desarrolló como resultado de la creatividad y resiliencia de sus habitantes.
Los duros inviernos en la región forzaron a los pobladores, originalmente dedicados al campo y la metalurgia, a perfeccionar la fabricación de mecanismos de relojería durante las temporadas en que la agricultura resultaba imposible.
Desde finales del siglo XVIII, los lugareños convertían sus viviendas en talleres artesanales para confeccionar piezas esenciales de relojes que luego serían ensambladas y vendidas por los grandes comerciantes.
Ese saber técnico fue transmitido de generación en generación, haciendo del Valle de Joux el corazón de la relojería de precisión.