Colombia
Protege a tus perros y gatos conociendo los 9 alimentos de consumo humano que son tóxicos para ellos. Informarse sobre nutrición animal es clave para su salud.
Publicado:
Creativo Digital
Cuidar la alimentación de nuestras mascotas es una de las mayores demostraciones de afecto. Aunque la intención de compartir nuestra comida sea buena, existen ciertos alimentos comunes en nuestra dieta que pueden ser perjudiciales e incluso tóxicos para la salud de perros y gatos. Conocerlos es fundamental para garantizar su bienestar y evitar visitas de emergencia al veterinario.
A continuación, se presenta una lista de nueve alimentos que se deben mantener siempre fuera del alcance de los animales de compañía.
El chocolate contiene teobromina, una sustancia que los perros y gatos no pueden metabolizar eficientemente. Su consumo puede provocar desde malestar estomacal, vómitos y diarrea, hasta problemas más graves como agitación, arritmias cardiacas, convulsiones y, en casos severos, la muerte. El chocolate negro o de repostería es el más peligroso por su alta concentración de teobromina. De igual forma, la cafeína presente en el café y otras bebidas estimula el sistema nervioso y puede causar síntomas similares.
Tanto la cebolla como el ajo, ya sea crudos, cocidos o en polvo, pertenecen a la familia Allium y contienen compuestos llamados tiosulfatos. Estas sustancias pueden dañar los glóbulos rojos de las mascotas, provocando una condición conocida como anemia hemolítica. Los signos de intoxicación pueden tardar en aparecer e incluyen debilidad, letargo, encías pálidas y orina de color oscuro.
Aunque la toxina exacta aún es desconocida, la ingesta de uvas y pasas puede causar insuficiencia renal aguda y repentina en los perros. Incluso una pequeña cantidad puede ser tóxica. Los síntomas iniciales suelen ser vómitos y letargo, seguidos de una disminución en la producción de orina. Es crucial actuar con rapidez si se sospecha que una mascota ha consumido estas frutas.
El aguacate contiene una sustancia fungicida llamada persina, que se encuentra en mayor concentración en la cáscara, el hueso y las hojas de la planta. Si bien la pulpa tiene menor cantidad, su consumo en grandes volúmenes puede ocasionar problemas gastrointestinales como vómito y diarrea. Además, el hueso representa un grave peligro de asfixia y obstrucción intestinal.
El alcohol tiene un efecto mucho más potente y rápido en los animales que en los humanos. La ingestión de bebidas alcohólicas, incluso en pequeñas dosis, puede causar intoxicación, resultando en desorientación, dificultad para respirar, vómitos, y en casos graves, coma o fallo del sistema nervioso central.
La mayoría de los perros y gatos adultos son intolerantes a la lactosa. Sus sistemas digestivos no producen suficiente enzima lactasa, necesaria para digerir el azúcar de la leche. El consumo de productos lácteos puede llevar a malestar digestivo, gases, diarrea y dolor abdominal.
Contrario a la creencia popular, los huesos cocidos son peligrosos. Al cocinarse, se vuelven quebradizos y pueden astillarse fácilmente, causando perforaciones en el tracto digestivo, obstrucciones o lesiones en la boca y la garganta. De manera similar, las espinas de pescado pueden representar un riesgo de atragantamiento y lesiones internas.
El xilitol es un edulcorante artificial presente en muchos productos "sin azúcar" como chicles, dulces, productos horneados y algunas mantequillas de maní. En los perros, el xilitol provoca una liberación masiva de insulina, lo que lleva a una caída peligrosa de los niveles de azúcar en la sangre (hipoglucemia) e insuficiencia hepática.
La masa cruda que contiene levadura puede expandirse en el ambiente cálido y húmedo del estómago de una mascota, causando una dolorosa hinchazón y distensión abdominal. Además, el proceso de fermentación de la levadura produce etanol (alcohol), lo que puede llevar a una intoxicación alcohólica.
La salud y seguridad de nuestros compañeros de cuatro patas dependen en gran medida de nuestras decisiones. Evitar compartir estos alimentos es un acto de responsabilidad que previene serios problemas de salud. Ante cualquier duda o si se sospecha que una mascota ha ingerido alguno de estos productos, es fundamental contactar de inmediato a un médico veterinario para recibir la orientación adecuada.