Colombia
Intercalar descansos al estudiar e incorporar retos físicos fomenta la plasticidad neuronal y protege las funciones cognitivas a lo largo del tiempo, tal como recomiendan especialistas.
Publicado:
Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
La memoria desempeña un papel esencial en la vida diaria, pero con el paso de los años, muchas personas notan cambios en su capacidad para recordar información.
En ese sentido, la Escuela de Medicina de Harvard (HMS, por sus siglas en inglés) difundió una serie de prácticas respaldadas por la ciencia que contribuyen a proteger y agudizar la mente, estas estrategias abarcan desde ejercicios mentales hasta cambios en el estilo de vida.
El aprendizaje continuo es una de las principales recomendaciones de Harvard, pues desafiar regularmente al cerebro activa procesos que colaboran en el mantenimiento de las células cerebrales y en la estimulación de la comunicación entre ellas.
Participar en actividades como leer, aprender nuevas habilidades, jugar al ajedrez o resolver rompecabezas contribuye a fortalecer la memoria a cualquier edad.
Diversos estudios respaldan que involucrar varios sentidos durante el aprendizaje facilita la retención de información, por lo que la escuela recomienda, por ejemplo, probar adivinar los ingredientes presentes en un plato nuevo mientras se degustan y huelen distintos aromas, pues esta estrategia fomenta la participación de varias regiones cerebrales en el proceso de memorización.
Los estereotipos negativos sobre el envejecimiento pueden impactar en el desempeño mnemónico de las personas.
Investigaciones señalan que quienes se exponen a mensajes positivos sobre sus capacidades mantienen mejores resultados en pruebas de memoria; por ese motivo, es importante confiar en la capacidad de recordar y evitar la autopercepción negativa vinculada al paso del tiempo.
La Escuela de Medicina de Harvard sugirió optimizar el uso del cerebro mediante herramientas externas, por lo que utilizar calendarios, agendas y planificadores permite liberar capacidad mental para nuevas tareas.
Designar lugares fijos para objetos cotidianos, así como mantener los espacios ordenados, ayuda a limitar las distracciones y facilita el acceso a información relevante.
Repetir en voz alta o por escrito aquello que se quiere retener refuerza las conexiones cerebrales asociadas a la memoria.
Esta recomendación se emplea para retener datos recientes, como el lugar donde se dejan objetos fuera de su sitio habitual, dado que la repetición consolida el recuerdo y favorece su recuperación posterior.
La repetición resulta especialmente efectiva si se distribuye en el tiempo. Según Harvard, intercalar descansos entre las sesiones de estudio mejora la asimilación, sobre todo cuando se trata de información compleja.
Esta técnica, conocida como práctica distribuida, incrementa la persistencia de los recuerdos a largo plazo.
Las técnicas mnemotécnicas facilitan el recuerdo de listas o conceptos complejos. Por ejemplo, una herramienta habitual es el uso de acrónimos, que agrupan palabras o ideas clave en una sola secuencia.
Otras opciones incluyen frases, imágenes visuales o canciones que ayudan a recuperar la información con mayor facilidad.
La plasticidad neuronal permite al cerebro adaptarse ante nuevos desafíos, por lo que adoptar tareas que supongan novedades para la mente promueve la creación de conexiones entre las neuronas; además, el apoyo social y la reducción del estrés resultan fundamentales para proteger el funcionamiento cognitivo.
Entre las recomendaciones prácticas de Harvard destacan pequeños desafíos cotidianos: cambiar la rutina, aprender un instrumento, practicar un nuevo deporte, explorar una actividad artística o unirse a grupos de lectura o voluntariado.
El ejercicio físico también estimula la liberación de factores de crecimiento celular, pero lo fundamental es escoger actividades novedosas y gratificantes, desarrollando un hábito de aprendizaje constante que, según los expertos, puede reforzar la memoria y la agudeza mental.