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El experto en eventos paranormales Edwin Ocampo revela cómo las experiencias de existencias anteriores influyen en tu presente. Desde los registros akáshicos hasta el propósito kármico, aquí te explicamos los detalles.
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Por: Erika Mesa Díaz
Creativa Digital
El parasicólogo Edwin Ocampo explica que las vidas pasadas no son un mito, sino experiencias previas que determinan situaciones actuales, como relaciones difíciles o encuentros inesperados. Según él, volvemos a la Tierra para sanar heridas del alma y equilibrar cuentas pendientes. A continuación, dará respuesta a algunas preguntas comunes del tema.
Según lo dicho por Edwin Ocampo en La Ruta Olímpica, de Olímpica Stereo Bogotá, los registros akáshicos son la "base de datos" de nuestras vidas anteriores. Contienen información sobre acciones, relaciones y aprendizajes que influyen en nuestra existencia actual. Ocampo afirma que estos registros explican por qué algunas personas nos afectan profundamente o por qué enfrentamos desafíos específicos sin causa aparente.
El parasicólogo menciona que acceder a estos registros ayuda a entender conflictos actuales, como problemas familiares o amorosos. Por ejemplo, un padre en esta vida pudo ser un hermano en una existencia anterior y cambiaría los roles para sanar dinámicas pasadas.
La reencarnación no sigue un tiempo fijo. Algunos regresan rápidamente, en meses, mientras otros tardan décadas o siglos, dependiendo de las lecciones pendientes. Ocampo destaca que el universo exige resolver deudas kármicas antes de avanzar, lo que determina la velocidad de retorno.
Grandes amores del pasado pueden reaparecer para cerrar ciclos inconclusos. Sin embargo, no siempre permanecen: su partida señala que el propósito se cumplió. El especialista aclara que también reencarnamos en géneros distintos al actual, lo que explica comportamientos o inclinaciones salidas del género en el que fuimos socializados desde pequeños.
Ocampo es enfático: los humanos no reencarnan en animales. Estos seres tienen una evolución espiritual independiente y un alma pura, ajena al karma humano. La única excepción, menciona, son manifestaciones divinas, como el Espíritu Santo en forma de paloma, pero son casos excepcionales y simbólicos.
El parasicólogo recalca que los animales no necesitan "recibir" almas humanas, ya que su camino espiritual es diferente. Insiste en que la reencarnación humana solo ocurre entre cuerpos de la misma especie, con el fin de aprender y crecer.
Las vidas pasadas, según Edwin Ocampo, son un mecanismo de aprendizaje y sanación. A través de los registros akáshicos y la reencarnación, el alma busca resolver conflictos, equilibrar el karma y evolucionar. Comprender este proceso ofrece claridad sobre relaciones y desafíos actuales, aunque descarta la posibilidad de renacer en animales.