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Nacido en Barranquilla, Colombia, Aníbal Velásquez, desde temprana edad, mostró una pasión innata por la música. Su talento para el acordeón lo llevó a destacar en su ciudad natal y, poco a poco, su fama comenzó a trascender fronteras. Con su conjunto musical, cautivó al público con su ritmo contagioso y su voz inconfundible.
Uno de los aspectos más destacados de la música de Aníbal Velásquez es su versatilidad. A lo largo de su carrera, ha explorado diversos géneros musicales, desde la cumbia y el vallenato hasta la salsa y el boogaloo. Su habilidad para fusionar diferentes ritmos le permitió crear un sonido único y original, que lo convirtió en un referente de la música tropical.
Según cuenta el mismo Aníbal, participó en el Festival de la Leyenda Vallenata cuando este apenas empezaba a ser un concurso y no era un evento de la magnitud que ha llegado a ser en la actualidad.
“Los escenarios eran unas esteras y 4 micrófonos. Unas esteras porque apenas estaba comenzando eso”, recuerda.
El artista asegura que, cuando participó en el festival, lo hizo con Luis Enrique Martínez, y que tuvieron que proclamarlo fuera de concurso porque no había quien le diera la talla para competir con él.
“Me regalaron un acordeón y 500 mil pesos en época”, indica el intérprete de canciones como “Alicia La Flaca” y el “Turco Perro”.
Aníbal Velásquez es mucho más que un músico. Es un ícono cultural, un embajador de la música colombiana y una fuente de inspiración para millones de personas. Su legado perdurará a través de su música, que seguirá siendo escuchada y disfrutada por generaciones futuras.