Colombia
José Antonio de Brigard y Gustavo Isaack señalaron que gran parte de los ingresos del sector se pierden por prácticas ilícitas, afectando la calidad y el futuro de las transmisiones deportivas nacionales.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
El Football Axis Summit, desarrollado en Bogotá el 11 y 12 de agosto en el Hall 74 de la Universidad Sergio Arboleda, se convirtió en el escenario para debatir las tendencias y obstáculos que enfrenta el fútbol profesional colombiano.
El evento, impulsado por Win Sports, incluyó paneles, conferencias y espacios de networking enfocados en analizar el presente y futuro de la industria.
Por ejemplo, uno de los ejes principales fue el análisis del negocio de la transmisión de partidos, junto con los retos específicos que afrontan los usuarios y empresas encargadas de las emisiones deportivas en el país.
Durante una de las conferencias centrales, José Antonio de Brigard, presidente de RCN, y Gustavo Isaack, presidente de Torneos, abordaron el panorama actual y los factores que condicionan el acceso legal y de calidad a las transmisiones.
Ambos directivos destacaron las complejidades propias del negocio, una realidad marcada por la piratería, la necesidad de alianzas sólidas entre operadores y clubes, y las dificultades económicas del contexto colombiano.
De Brigard, con una trayectoria de más de cuatro décadas en la producción audiovisual, explicó que la transmisión de eventos deportivos exige inversiones continuas y un trabajo conjunto tanto con clubes como autoridades locales.
Según detalló: “Estamos en un negocio desafiante, pero a la vez increíble; producir entretenimiento que conecta a millones requiere esfuerzos sostenidos y alianzas inteligentes”.
Uno de los problemas centrales identificados por Win Sports y los panelistas presentes fue la incidencia de la piratería en las transmisiones del Fútbol Profesional Colombiano: “La piratería nos afecta enormemente porque la gente no dimensiona su impacto”, sostuvo De Brigard.
Afirmó que alrededor del 60% de los potenciales ingresos se pierden por prácticas ilícitas, situación que perjudica tanto a las empresas como a los clubes que dependen de esos recursos.
Isaack, en sintonía, subrayó la necesidad de reforzar la percepción de los tenedores de derechos como verdaderos socios de la industria, y no solo proveedores: “El 70% de los ingresos que genera Win Sports se transfiere directamente a la Dimayor”, expuso, marcando que sólo con el 30% restante logran operar la empresa y producir transmisiones de calidad nacional; esta cifra, según Isaack, refleja la delgada línea entre la rentabilidad y la sostenibilidad del negocio.
El análisis de Isaack incidió en la esencia del producto y los factores que inciden en su valorización: “El contenido deportivo no solo depende del talento de los jugadores, también de la capacidad de producción y la infraestructura de los estadios”, precisó.
El presidente de Torneos ilustró que aun con las mejores cámaras, la calidad de imagen se ve limitada si los estadios carecen de condiciones óptimas.
De Brigard añadió que la renovación y retención de talentos es también pieza central, por lo que alertó sobre la dificultad para mantener plantillas competitivas, advirtiendo que el éxodo de talentos afecta no solo el espectáculo, sino la capacidad de generar contenido atractivo para televisiones y audiencias globales.
Durante la conversación, ambos ejecutivos ahondaron en cómo el modelo de negocio del deporte se ha diversificado, pues, por un lado, Isaack planteó que el valor de los derechos varía según el enfoque: hay quienes buscan utilidades inmediatas, otros persiguen incrementos bursátiles o retornos políticos, y otro grupo apunta al crecimiento económico deportivo a largo plazo.
En Colombia, la fórmula operativa implica que la Dimayor y los clubes reciben ingresos principalmente de las transmisiones, lo que genera tensión en la relación entre grandes y pequeños equipos.
Isaack sostuvo que *“los clubes de mayor audiencia reclaman una parte superior de los recursos, mientras que los más pequeños abogan por métodos de reparto más solidarios”¨, por lo que este equilibrio, detalló, es fundamental para evitar crisis como la experimentada en otras federaciones latinoamericanas.
De Brigard, por su parte, valoró el papel de la masificación y la necesidad de que los clubes actúen como vitrinas publicitarias para atraer no solo aficionados sino negocios alternativos como el merchandising.
Subrayó que aunque muchas veces la rentabilidad directa es baja, el dinamismo del fútbol contribuye a la marca del canal, a la diversificación de audiencias y a la creación de contenido con alto impacto cultural.
Consultados sobre el futuro de las transmisiones deportivas en el país, ambos directivos coincidieron en que la sostenibilidad se alcanzará solo si todos los actores de la industria se comprometen con un crecimiento estratégico.
Isaack advirtió que “el negocio no se encuentra detrás de la pantalla, sino delante de ella”, refiriéndose al público y la demanda por calidad.
Insistió que la falta de estadios propios limita la capacidad de los clubes para aumentar ingresos y mejorar la experiencia de los espectadores, lo que a su vez impacta la valorización de los derechos audiovisuales.
De Brigard complementó: “No existe un único eje de negocio. La suma de talento, infraestructura, mercadeo y estructura de transmisión determinan la verdadera fortaleza del sector”.
Ante este panorama, propuso que la integración de esfuerzos entre sector público, clubes y operadores es crucial para promover un fútbol competitivo, atractivo para inversionistas y sustentable para las futuras generaciones.