Colombia
Un acuerdo millonario, transferencia tecnológica y control estatal sobre los datos: el nuevo convenio entre la Imprenta Nacional y la Casa de la Moneda de Portugal marca el inicio de una era para la documentación colombiana.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
Las filas no mienten. En los últimos días, las solicitudes de pasaportes en Colombia pasaron de 8.000 a 13.000 diarias, y con ellas también creció la incertidumbre. Mientras miles de ciudadanos esperan su libreta de viaje, el Gobierno nacional afina detalles de una transición histórica: dejar en manos del Estado la producción de pasaportes, con apoyo de la Casa de la Moneda de Portugal.
El convenio, publicado el 5 de agosto en la plataforma Secop I, detalla los compromisos entre la Imprenta Nacional de Colombia y su par portuguesa para la fabricación de libretas con estándares de seguridad internacionales. El acuerdo forma parte de una apuesta estratégica del Gobierno del presidente Gustavo Petro, que busca recuperar la soberanía en materia de documentación oficial.
El documento consta de 23 páginas y traza una hoja de ruta que se extiende por una década. A partir del 1 de abril de 2026, la Casa de la Moneda de Portugal producirá las libretas de pasaporte, mientras que la Imprenta Nacional se encargará de personalizarlas.
Durante los primeros cinco años, Portugal entregará en comodato los equipos necesarios para la producción; luego serán donados a Colombia, junto con la infraestructura física y tecnológica.
En paralelo, se transferirá conocimiento técnico y operativo. Capacitación, protocolos, mantenimiento, logística y formación hacen parte del paquete que permitirá que Colombia, en 2036, pueda producir íntegramente sus propios pasaportes.
Uno de los puntos más importantes del convenio es el control de los datos personales. A diferencia del modelo actual, en el que una empresa privada custodia la información de los ciudadanos, con el nuevo esquema será una entidad pública —la Imprenta Nacional— la única con acceso exclusivo a la personalización de los documentos.
Esta medida, según la Cancillería, garantiza soberanía sobre los datos y refuerza la seguridad de los pasaportes. Además, las libretas incluirán tecnología de última generación y cumplirán con los estándares de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
El valor del convenio es ambicioso. Se estima que la compra de libretas costará cerca de 1,3 billones de pesos (255 millones de euros), mientras que los equipos y servicios técnicos alcanzan los 68,4 millones de euros.
Sin embargo, estos montos están sujetos a actualizaciones anuales por IPC y por la tasa de cambio, que proyecta un euro pasando de 4.300 pesos en 2026 a casi 6.000 en 2035.
El último año del contrato, en 2036, los costos disminuirán considerablemente, pues Colombia asumirá de manera autónoma toda la fabricación del pasaporte.
Mientras el nuevo convenio genera expectativas, el panorama actual es menos claro. La canciller Rosa Villavicencio anunció un acuerdo con Thomas Greg & Sons, empresa que ha manejado la expedición de pasaportes, para extender el contrato hasta marzo de 2026.
Sin embargo, fuentes internas revelaron que no existe un documento firmado y que aún no se garantizan los recursos —cerca de 100.000 millones de pesos— para cumplir con esta etapa transitoria.
La Procuraduría investiga las causas de los retrasos, mientras la ciudadanía aguarda definiciones. Por ahora, se estima que los pasaportes disponibles alcanzarán hasta mediados de agosto.
Más allá de los vaivenes del presente, el nuevo modelo de pasaportes proyecta un cambio estructural: independencia tecnológica, fortalecimiento institucional y control estatal de los procesos.
El acuerdo con Portugal no solo responde a una necesidad operativa, sino a una visión de largo plazo sobre cómo debe funcionar un Estado soberano en materia de documentación.
Después de años de tercerización, Colombia está decidida a tomar el control.