Colombia
Una ruta que conecta los municipios de Sogamoso, Duitama y Paipa, y que promete traer desarrollo, turismo y nostalgia ferroviaria a la región.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
El sonido del tren volvió a resonar en Boyacá después de medio siglo. Con la presencia de la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, se inauguró el ‘Tren de la Vida y la Esperanza’.
Más que una obra de infraestructura, esta iniciativa marca el renacer del sistema férreo en Colombia, combinando tradición y modernidad en cada uno de sus vagones.
El lanzamiento de la ruta no solo es un avance en transporte. Para Boyacá, esta ruta simboliza conexión y oportunidades.
Con vagones modernos, aire acondicionado, techos de madera, sillas de lujo y un vagón “legado” con piezas históricas restauradas, el proyecto une pasado y presente en un mismo viaje.
“Es la primera vez en 50 años que Paipa recibe un tren de pasajeros. Queremos que esta ruta atraiga turismo, genere empleo y revitalice la economía regional”, afirmó la ministra Rojas durante el recorrido inaugural.
El trayecto, que hasta ahora cubre Sogamoso, Duitama y Paipa, busca extenderse en el futuro hacia Tunja y Bogotá, llevando su impacto a nuevas regiones del país.
El corredor férreo Bogotá–Belencito ya cuenta con inversiones que superan los $300.000 millones para su operación, mantenimiento y rehabilitación.
Además, el gobierno nacional priorizó seis grandes proyectos ferroviarios con una inversión proyectada de 94 billones de pesos, que podrían transformar la movilidad del país.
Entre estos se incluyen:
Cada contrato busca modernizar la infraestructura, ampliar la capacidad del tren y garantizar un sistema de transporte eficiente, sostenible y competitivo.
El operador Acerías PazdelRío invirtió más de $2.000 millones en la adecuación de los vagones, desde su estructura externa hasta la instalación de nueva silletería y baños de alta gama.
Estos esfuerzos muestran cómo la alianza entre sector público y privado puede impulsar proyectos turísticos y de transporte que mejoren la calidad de vida y la economía regional.
Hoy, el ‘Tren de la Vida y la Esperanza’ no solo ofrece transporte. Es un puente entre la memoria histórica, la cultura boyacense y un futuro más conectado.
Con cada silbato que suena en los municipios del recorrido, Boyacá vuelve a sentirse en movimiento, recordando que los trenes no solo llevan pasajeros, sino también sueños, progreso y esperanza.