Colombia
En entrevista con Temprano es Más Bacano, el alcalde Carlos Fernando Galán explicó cuál será el futuro de los conciertos en la capital y cómo cambiarán los permisos para eventos masivos.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
La noche del sábado 27 de septiembre de 2025, prometía ser un hito en la historia musical de Bogotá, pues carteles y redes anunciaban la llegada de una leyenda a la capital: el rapero Kendrick Lamar.
Fanáticos llegados desde todos los rincones de la ciudad, de otras regiones y hasta de otros países, se congregaron en las inmediaciones del Vive Claro, listos para sentir por primera vez en la capital colombiana las líneas urgentes del Grand National Tour.
Pero al caer la noche, la música nunca empezó, pues una cancelación repentina dejó a miles de personas a las afueras del recinto sin una explicación clara, sumiendo a Bogotá en una ola de indignación difícil de contener.
Conforme avanzaron los días la causa se aclaró: la cancelación obedeció a trámites inconclusos y a la ausencia de permisos por parte de entidades de la capital, por lo que los cuestionamientos apuntaron directamente a la Alcaldía de Bogotá y su papel en la regulación de eventos masivos.
En la mañana del miércoles 8 de octubre de 2025, en entrevista para Temprano es Más Bacano, Carlos Fernando Galán, alcalde de Bogotá, hizo frente a la polémica con un tono directo, entrecruzado de anécdotas y un aire de autocrítica que pocos mandatarios se atreven a asumir en público.
"Bogotá es una ciudad de eventos, de conciertos, de espectáculos", afirmó Galán, que agregó: "Y queremos que sigue siendo, que crezca, pero tenemos que organizarnos mejor".
El alcalde de la capital expuso el principal escollo que ha permitido episodios como el del Vive Claro: "La norma permite que el organizador venda boletas hasta un año antes, sin ningún permiso, solo nueve días hábiles antes del evento debe presentar la solicitud para que el Suga (Subsecretaría de Gestión del Riesgo) revise. Y muchos presentan a última hora, confiando en subsanar trámites incluso el mismo día del concierto".
"Hay una incertidumbre para empresarios, espectadores, artistas y la ciudad entera, porque la norma actual permite que la documentación se subsane hasta el último segundo", relató Galán, que confesó una escena frecuente: llamadas angustiadas de empresarios pidiendo auxilio, pólizas prometidas que nunca llegan y formatos que sustituyen garantías reales.
En la entrevista también se abordaron rumores en torno a favores y pagos para agilizar permisos, pues se habló de supuestas cifras millonarias para que los permisos se agilizaran a última hora, por lo que el alcalde Galán aseguró que:
"He pedido que cualquier irregularidad se denuncie. No podemos permitir que eso ocurra bajo ningún motivo, pero nadie ha presentado una denuncia concreta. Si existe esa práctica, necesitamos información precisa".
Sin embargo, la responsabilidad de la Alcaldía de Bogotá también recae en su papel de salvaguardar la seguridad de los eventos masivos, por lo que el mandatario recordó casos recientes: salidas congestionadas en otros escenarios, riesgos de estampida y la obligación de exigir a los organizadores cumplimiento total de logística y seguridad, sin dar pie a la improvisación ni a la permisividad.
"Nuestro deber es proteger a la ciudadanía, porque el día en que ocurra una tragedia, todos preguntarán quién autorizó el evento sin garantías", enfatizó Galán.
El episodio del Vive Claro no solo desató una crisis en redes y medios; también obligó a la administración de Bogotá a repensar su modelo.
El alcalde anunció cambios inmediatos: "Vamos a adelantar los plazos, cinco días antes del evento debe haber una decisión definitiva: permiso sí o no; además, vamos a incentivar que las solicitudes se presenten con mayor anticipación, incluso veinte o treinta días antes".
En la práctica, esto supone un giro: menos incertidumbre para empresarios y público, más tiempo para revisar protocolos, y la exigencia de que los trámites sean transparentes y verificables.
Galán también exhortó a sus funcionarios a dar respuestas rápidas y claras, y a "organizarse" junto con organizadores para evitar futuras crisis.
El caso también ha puesto sobre la mesa retos arquitectónicos en los nuevos recintos de la ciudad, por lo que el alcalde relató el episodio posterior al concierto de la banda estadounidense Green Day en Vive Claro: "Se detectaron vibraciones inusuales en las graderías, exigimos reforzamientos y certificaciones. Si la estructura no cumple, el permiso no se otorga".
Este rigor, argumentó el alacalde, no solo busca evitar catástrofes físicas, sino prevenir pánicos y estampidas, como han sucedido en otros países.
Los hechos más recientes han dejado una huella de frustración, pero también una oportunidad para corregir el rumbo en la industria de los espectáculos.
De acuerdo con el alcalde Galán, Bogotá aspira a consolidarse como epicentro de eventos internacionales y promete que la improvisación dará paso a un sistema más seguro y transparente.