

Colombia
Quinces museos aliados de la región prestaron piezas emblemáticas, evidenciando la cooperación cultural en la exposición “Patrimonio de Cundinamarca”.
Publicado:

Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital

La exposición Patrimonio de Cundinamarca se consolidó como uno de los principales atractivos culturales del Cundinamarca Fest, celebrado en el pabellón Cundinamarca para el mundo.
Los visitantes pueden apreciar hallazgos emblemáticos sobre los primeros habitantes del territorio, piezas prehispánicas y fenómenos únicos como la momificación natural de los cuerpos en San Bernardo, todo esto gracias a la colaboración de una red de quince museos del departamento.
Según explicó Andrés Rojas, del Instituto Departamental de Cultura y Turismo (Idct), área de Patrimonio, Cundinamarca es el resultado de una ocupación milenaria y se reconoce como el centro geográfico y político de Colombia desde la época de la independencia.
“El primer nombre que tuvo nuestro país cuando se independizó fue Cundinamarca. Por eso es el primer departamento del país y es el centro de la vida política”, explicó Rojas, que agregó que la región ha mantenido una intensa relación con otros territorios desde tiempos ancestrales, lo cual se refleja en la exhibición arqueológica.

Uno de los temas que más atraen a los asistentes es la réplica de la famosa “Balsa de El Dorado”. Rojas detalló que la pieza, a diferencia de lo que muchos creen, no fue encontrada en la laguna de Guatavita, sino en una cueva en Pasca, Cundinamarca.
El experto explicó que la idea de una ciudad hecha de oro fue una invención utilizada por los indígenas para desviar a los conquistadores españoles: “Era una estrategia para quitarse de encima a los españoles, diciendo: ‘Por allá hay una ciudad en oro’; pero una ciudad así, nunca existió. Grandes orfebres como los muiscas hubo, pero una ciudad enteramente de oro, no”.
El pabellón reserva un especial espacio para piezas traídas de distintos museos aliados; entre ellas, destaca la ofrenda funeraria de una iguana del año 1400, perteneciente al Museo de Madrid.
La muestra colectiva también incluye elementos procedentes del hallazgo de Nueva Esperanza, en Soacha, clasificado por Rojas como “el hallazgo arqueológico más importante del país”, del que se han recuperado más de 20 toneladas de rastros.
De allí proviene una pieza de cerámica con forma de felino, de 2.600 años de antigüedad, que los expertos atribuyen a un jaguar o tigrillo.
Otra pieza resalta por su singular origen: la Caderona, cerámica hallada en Soacha, pero fabricada en territorio venezolano hace 2.000 años.

Para Rojas, esta pieza evidencia la interacción milenaria de Cundinamarca con los llanos orientales, Santander, Antioquia, el Tolima, la Sierra Nevada de Santa Marta e incluso regiones de Venezuela.
El experto afirmó que los arqueólogos pudieron identificar el origen venezolano de la pieza tanto por el estilo como por la calidad del material, que dista de la cerámica muisca típica de la zona.
Uno de los núcleos de la exposición es la evidencia paleontológica, que incluye restos de mastodontes encontrados en Nemocón, Mosquera y Tocaima.
Rojas resaltó que estos fósiles datan de entre 12.000 y 20.000 años, época en la que la región estaba habitada por cazadores-recolectores: “En los restos de mastodontes se han encontrado evidencias de caza”, agregó Rojas; además, existen registros de otros animales prehistóricos como armadillos y perezosos gigantes.
La cultura de la muerte también es protagonista con urnas funerarias expuestas que datan de hace más de 1.000 años. Estas grandes vasijas se empleaban como osarios o cenizarios; es decir, al pasar el tiempo tras el entierro, los huesos de los fallecidos y objetos de ofrenda se colocaban dentro de ellas antes de enterrarlos de nuevo.

El fenómeno de la momificación natural, representado por la Señora Margarita, fallecida en 1981, sorprende a los visitantes, dado que este cuerpo se conservó intacto tras cinco años de enterramiento en San Bernardo, un fenómeno que algunos atribuyen a las propiedades químicas del suelo y que ha provocado la apertura de un museo dedicado en esa localidad.
La exposición es fruto de la colaboración de quince museos y entidades culturales, que cedieron piezas emblemáticas para la ocasión. Entre los museos aliados figuran:
“Esto es gracias al conjunto de las fuerzas vivas de la cultura cundinamarquesa, que nos damos cuenta de que cuando las juntamos sale lo mejor”, explicó Rojas.
Durante el recorrido, los visitantes pueden observar herramientas y objetos que enlazan la historia antigua de Cundinamarca con la modernidad.
Una de las piezas más destacadas es un torno procedente de Nemocón, fundamental en la minería de sal, también se exhiben objetos relacionados con el ferrocarril, procedentes del nuevo Museo Ferroviario de Sabana de Occidente en Facatativá, cuya inauguración está programada para el 23 de noviembre “en la antigua estación del tren en Facatativá con el tren como patrimonio”.
El surgimiento del Museo Histórico de Subachoque, también está previsto: abrirá en abril de 2026, con una colección de armas y proyectiles provenientes de la batalla de 1861, convirtiéndose en el primer museo bélico del país.

La exposición brinda, además, una mirada a la vida cotidiana y modernización tecnológica del departamento, con radios, televisores y objetos emblemáticos de la vida diaria del pasado reciente de la región.
Por tal motivo, Rojas invitó a todos a continuar explorando el patrimonio vivo y la memoria colectiva de Cundinamarca en sus nuevos espacios culturales y museos aliados.