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La capital se alista para recibir una nueva edición de esta fiesta reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Aquí te contamos fechas, lugares y la ruta completa del recorrido.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital

El centro de Bogotá se prepara para un estallido de color, música y tradición. Este año, el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto vuelve a tomarse la ciudad con un recorrido que unirá comparsas, murgas, danza, arte popular y expresiones ancestrales que, desde hace siglos, dan vida a una de las celebraciones más emblemáticas de Colombia.
Esta fiesta, reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, aterriza nuevamente en la capital gracias a la articulación de entidades como la FUGA, la Alcaldía Mayor de Bogotá, la Alcaldía de Pasto, Corpocarnaval y City U.
Un esfuerzo conjunto que reafirma una idea: las tradiciones del sur también laten en el corazón de Bogotá.
El próximo 29 y 30 de noviembre, el tradicional carnaval ofrecerá dos momentos clave.
Primero, la segunda edición impulsada por la FUGA en pleno centro, con calles que recibirán comparsas, disfraces y música en vivo.
Y luego, la celebración enmarcada en Bogotá, Mi Ciudad, Mi Casa, que extenderá el espíritu nariñense por varios puntos de la localidad.
Ambas actividades buscan un mismo propósito: acercar a los bogotanos al universo cultural del sur del país y fortalecer los lazos entre territorios que comparten historia, diversidad y creatividad.
Según la FUGA, la ciudad recibirá “toda la magia, música y creatividad del Carnaval”, en un encuentro que promete un ambiente festivo donde la gente podrá sentirse parte del colorido universo pastuso.
El recorrido oficial del desfile del 30 de noviembre llevará a los asistentes por una ruta emblemática, que inicia en la Escuela Nacional de Comercio y avanza hacia lugares que hacen parte del patrimonio cultural de Bogotá.
Ruta del desfile:
Durante la jornada, los espectadores disfrutarán de dos murgas, una comparsa, seis artistas de disfraz individual y dos colectivos coreográficos.
A este despliegue artístico se suma la presencia de la Reina del Carnaval 2025, Estefanía Correa, y del icónico Pericles Carnaval.
La música será protagonista. Desde las 2:00 p.m. hasta las 8:00 p.m., el público podrá disfrutar de agrupaciones que han hecho historia en el Carnaval de Pasto, entre ellas:
Artistas, colectivos, comparsas y disfraces diseñados por creadores como Ricardo Maigual, Luis Carlos Conde Timaná y Gabriela Lorena Araujo completan un espectáculo pensado para celebrar la identidad de Nariño.
Además, doce emprendimientos nariñenses exhibirán gastronomía, artesanías y productos que representan la riqueza del departamento.
El carnaval no solo llega como evento, también como propuesta institucional.
El Proyecto de Acuerdo 451 de 2025, aprobado en primer debate por la Comisión del Plan de Desarrollo, plantea que Bogotá incorpore anualmente la Muestra del Carnaval de Negros y Blancos en su agenda cultural.
La iniciativa, presentada por la concejala Quena Ribadeneira, busca fortalecer la interculturalidad, abrir espacios para el emprendimiento regional y garantizar que esta tradición nariñense encuentre un hogar permanente en Bogotá.
Ribadeneira asegura que la muestra se convertirá en “un puente entre territorios, un recorrido de alegría y color que une a Bogotá con el corazón de Nariño a través del arte y la cultura”.
El proyecto también contempla talleres pedagógicos, residencias artísticas y actividades que permitirán transmitir saberes entre maestros, artesanos y habitantes de la capital.
El Carnaval de Negros y Blancos tiene raíces profundas. Combina la herencia indígena de los pueblos Pastos y Quillasingas con las tradiciones afrodescendientes que han moldeado esta fiesta.
Las carrozas, los ritmos, los trajes y la iconografía del carnaval son un recordatorio de que Colombia es un territorio donde conviven múltiples identidades que se expresan a través del arte.
Bogotá, como ciudad cosmopolita, se convierte en escenario ideal para este diálogo cultural.
Un espacio donde miles de nariñenses han construido vida, comunidad y raíces, y donde ahora podrán celebrar una parte esencial de su memoria.
Entre música, color y tradición, Bogotá se prepara para vivir un carnaval que no es solo desfile.
Es un encuentro entre regiones, una celebración que recuerda que las calles pueden contar historias y que la cultura es un puente que conecta territorios.
Este fin de semana, la invitación es simple:
salir a mirar, a escuchar, a bailar y a celebrar la diversidad que nos hace país.
Porque cuando el Carnaval de Negros y Blancos llega, lo único posible es sumarse al coro colectivo:
¡Que viva Pasto, carajo!