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El Vaticano ya tiene nuevo Papa. Tras dos intensos días de cónclave, el humo blanco confirmó la elección del sucesor de Francisco. Aquí la cronología completa.
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Por: Equipo de redacción
El 7 de mayo, las puertas de la Capilla Sixtina se cerraron. Dentro, 133 cardenales procedentes de todos los continentes iniciaban un proceso milenario: la elección del nuevo papa. Afuera, una multitud se congregaba en la Plaza de San Pedro, entre fieles, curiosos y turistas que levantaban la vista hacia una chimenea: la única conexión con lo que ocurría en el interior.
La jornada comenzó temprano con la entrada solemne de los cardenales, sin celulares ni contacto con el mundo exterior. “Extra Omnes”, se escuchó, y el cónclave quedó oficialmente sellado. La única votación del día no dio resultados concluyentes: el humo fue negro. La señal de que aún no había consenso.
Esa tarde, el arzobispo Diego Ravelli cerró las puertas de la Capilla, mientras en la plaza el cielo se cubría con la expectación de más de 45 mil personas. Ningún candidato alcanzó los 89 votos requeridos —la mayoría de dos tercios— para obtener la elección.
La división entre los llamados "bergoglistas" y sectores más conservadores marcó la discusión. Las facciones buscaban un equilibrio en una Iglesia con 1.400 millones de fieles, en plena transición tras la muerte del papa Francisco.
La mañana del 8 de mayo comenzó igual que la anterior: otra fumata negra, pero la historia cambiaría poco después.
A las 18:07 a. m. (hora de Italia), la chimenea de la Capilla Sixtina lanzó al cielo una columna de humo blanco. Campanas resonaron sobre la Plaza de San Pedro.
La Iglesia católica tenía nuevo líder espiritual.
Con 89 votos, el elegido fue Robert Prevost, quien desde hoy será conocido como León XIV, el papa número 267 de la historia. La elección se dio de forma más ágil de lo previsto y en una de las votaciones más diversas geográficamente en la historia del cónclave.
“Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!”, que significa “¡Les anuncio una gran alegría: tenemos papa!”, proclamó el protodiácono desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.
Con esas palabras se confirmó la noticia que miles de fieles esperaban y que, desde ya, entra a formar parte de la historia del Vaticano.
El cónclave culminó según las normas de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, con el consentimiento del nuevo pontífice. A partir de ese momento, se activaron los canales internos para iniciar el proceso de transición.
León XIV asume en un contexto desafiante: una Iglesia fracturada entre tradición y renovación, con debates éticos, sociales y doctrinales en pleno desarrollo. Su elección busca, según se percibe, un puente entre ambos mundos.
Desde la plaza, la emoción de los fieles no se hizo esperar.
Minutos después, ante una plaza abarrotada y en completo silencio, el nuevo pontífice apareció por primera vez ante el mundo. Sus primeras palabras como líder de la Iglesia católica fueron: “La paz sea con todos ustedes”.