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La guerra estalla en la salsa. Willie Colón llama "bofetada" al nombramiento de una calle para Guayacán Orquesta en NY, desatando una dura polémica sobre los ídolos olvidados
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Creativo Digital
Lo que debía ser una celebración de la música latina se ha convertido en un campo de batalla. Un homenaje en la ciudad de Nueva York a una de las orquestas más queridas de la salsa ha provocado la ira de una leyenda viviente, abriendo un doloroso debate sobre el respeto, la historia y la memoria de un género que tiene en la Gran Manzana su capital espiritual. La controversia está servida y ha puesto a dos titanes, indirectamente, en esquinas opuestas.
En el corazón de Manhattan, uno de los lugares más icónicos del mundo, se encendió la mecha. La esquina de la Sexta Avenida con la calle 45 Oeste (W 45th Street) fue oficialmente co-nombrada "Guayacán Orquesta Way" por orden de Ydanis Rodríguez, el Comisionado de Transporte de la ciudad.
El objetivo era honrar la vasta trayectoria y los innumerables éxitos de la agrupación, que ha puesto a bailar a varias generaciones en todo el continente. Sin embargo, el nombramiento cayó como un baldado de agua fría en un sector de la vieja guardia salsera, y una voz no tardó en alzarse con la fuerza de un trombón en pleno solo.
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Willie Colón, 'El Malo de la Salsa', no se guardó nada. Con la contundencia que caracteriza su música y sus opiniones, calificó la decisión como "una bofetada para los fanáticos de la salsa". Para Colón, el homenaje no solo es un error, sino una afrenta directa a la historia del género construida en Nueva York.
Sus argumentos fueron expuestos punto por punto, como una descarga musical bien ejecutada. Cuestionó los criterios del nombramiento, señalando que Guayacán, a pesar de su éxito, no cumple con las "reglas no escritas" para un honor de tal magnitud en la ciudad.
Colón fue enfático al señalar las fallas que ve en la decisión. Primero, el homenaje es para una agrupación, no para un individuo. Segundo, y crucial para la tradición, sus miembros no han fallecido. Tercero, y quizás el punto más sensible de todos, no eran neoyorquinos.
"Normalmente, nombramos calles en honor a neoyorquinos fallecidos", sentenció, dejando claro que el gesto rompe con una costumbre arraigada que busca inmortalizar el legado de quienes forjaron su historia en las calles de la ciudad.
El punto más álgido de la crítica de Colón llegó al mencionar a los ídolos olvidados. Se preguntó, con visible indignación, cómo era posible que se tomara esta decisión "siendo (el comisionado) dominicano, cuando no hay una calle en honor a Johnny Pacheco".
La mención de Pacheco, pilar de la Fania y figura central de la salsa, dolió profundamente en la comunidad. Pero no se detuvo ahí. Colón desglosó una lista de leyendas que, en su opinión, merecen ese honor mucho antes: Cheo Feliciano, Héctor Lavoe, Ray Barretto, Charlie Palmieri, Pete 'El Conde' Rodríguez y un largo etcétera de gigantes que hicieron de Nueva York el epicentro mundial de la salsa y que aún esperan su esquina en el mapa de la inmortalidad.
Aunque la orquesta no ha entrado en la polémica, es imposible negar su poderoso impacto. Desde su fundación, Guayacán Orquesta se convirtió en un fenómeno global con un sonido único que revitalizó la salsa en las últimas décadas del siglo XX.
Con éxitos que son himnos en cualquier fiesta latina, su música ha trascendido fronteras, llevando alegría y sabor a millones de personas. El homenaje en Nueva York, visto desde esta perspectiva, es un reconocimiento a esa influencia internacional y a una carrera llena de logros que los posiciona como una de las agrupaciones más importantes del género.
La controversia por la "Guayacán Orquesta Way" es mucho más que una disputa por un nombre. Es un choque entre el reconocimiento a la fama global y el respeto a la historia local. Mientras una esquina de Manhattan celebra el éxito de una orquesta legendaria, la sombra de los héroes caídos de la salsa neoyorquina se agiganta, reclamando su lugar en la memoria de la ciudad que ayudaron a construir.
La pregunta que queda en el aire es si hay espacio en las calles de Nueva York para honrar a todos los que han hecho grande la música latina.
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