

Colombia
El funcionamiento de espacios digitales anónimos que exponen supuestas infidelidades origina polémica jurídica debido al posible uso ilícito de datos personales.
Publicado:

Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital

El auge de plataformas digitales para exponer infidelidades ha abierto un nuevo debate sobre privacidad, responsabilidad legal y consecuencias éticas en países de Colombia y Latinoamérica.
El caso más reciente es el del Registro Nacional de Infieles (RNI), un sitio web en el que se recopilan relatos anónimos que señalan supuestas infidelidades sin usar datos identificatorios completos; sin embargo, expertos advierten sobre los peligros legales de contribuir con información sobre terceros en estas listas.
Mediante un video en su cuenta de Instagram, la abogada Laura Sánchez emitió una alerta sobre las implicaciones jurídicas de participar en el RNI.
Según declaraciones de Sánchez, diligenciar o administrar datos en estos registros puede derivar en problemas legales graves:
“Esto sí va de mí para ti, un consejo legal gratis: no lo hagas. Quienes lo están llenando, quienes lo están difundiendo, quienes lo están grabando, quienes lo que sea, se van a meter en un problema tan jarto, que nace de una buena intención y del chisme y de reírnos, termina en unas cosas que uno no... uno no se imagina”.
La advertencia se fundamenta en que estos listados exponen datos personales sensibles, como orientación sexual, incluso cuando se indica que los relatos son ficticios.
Sánchez subrayó que cualquier interacción con estos registros puede desencadenar investigaciones ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), además de eventuales procesos penales por presunta vulneración del derecho al honor y al buen nombre: “Empieza como chistoso y después se vuelve complicado”.
El fenómeno de las listas de infieles adquirió notoriedad tras la viralización de la llamada “lista negra de las girls”, una hoja de cálculo extendida que fue eliminada tras polémicas y reclamos legales. A raíz de su cierre, el RNI surgió como una evolución, convirtiéndose rápidamente en un espacio de publicación masiva que ya suma más de 6.200 relatos en pocos días.
El RNI emplea una versión menos explícita: no divulga nombres reales ni fotografías, sino apenas iniciales, edades, ocupaciones y detalles circunstanciales sobre el distrito y naturaleza de la relación.
Las historias, etiquetadas como “ficticias e inventadas”, buscan mantener el anonimato; así y todo, la plataforma insiste en que no gestiona información médica, direcciones ni otros datos que permitan la identificación de los involucrados.
A pesar de las advertencias de expertos y debates sobre ética y legalidad, la tendencia de señalar infieles mediante narrativas anónimas persiste y se modifica.
El formato del RNI se inspira en espacios digitales de confesionario como TuSecreto.com, y su popularidad ha cruzado fronteras llegando a Argentina, Ecuador y Chile, donde usuarios han replicado la propuesta para compartir sus propias experiencias.
La viralización del RNI demuestra hasta qué punto la exposición social y la denuncia digital han cobrado fuerza como formas de justicia alternativa; no obstante, la plataforma se protege exigiendo que los relatos sean estrictamente anónimos y eliminando cualquier historia que vulnere esta norma.
El RNI dispone de un sistema de reporte para que personas mencionadas soliciten la eliminación de una entrada, lo que activa una revisión por parte del equipo administrador; razón por la que si se detectan datos sensibles o infracciones a las reglas, la publicación es retirada, y si no, se bridan explicaciones al denunciante.
Sin embargo, la plataforma señala que no modera contenidos antes de su publicación y no puede rastrear la identidad del autor original de un publicación.
El auge de listas negras en línea ha provocado la intervención de abogados y la emisión de advertencias similares en otras jurisdicciones, incluyendo Chile y México.
La llamada “guerra de los Excel” en Chile derivó en intensos debates sobre límites de la privacidad, ética y riesgos de difamación.
En todos los casos persiste la recomendación de actuar con cautela, pues ingresar información de terceros, incluso bajo anonimato, puede acarrear consecuencias legales inesperadas, como enfatizó Sánchez en su mensaje preventivo.