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Un escenario de expansión ultraacelerada, causado por la energía oscura fantasma, desafiaría los sistemas tecnológicos de observación y pondría a prueba la comprensión actual del espacio.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital

En el enigmático escenario cósmico que inspira Halloween, el "terror" toma un nuevo significado cuando los científicos exploran los misterios de la energía oscura y la denominada materia oscura fantasma.
Recientes investigaciones apuntan a que cerca del 70% del universo está compuesto por esta entidad desconocida, capaz de forzar una expansión acelerada del cosmos.
En este contexto de incertidumbre científica y potenciales catástrofes universales, expertos como el doctor Jaime Forero Romero, profesor de la Universidad de los Andes, advierten sobre las posibles consecuencias catastróficas de una súbita "resurrección" de la energía oscura fantasma, un fenómeno cuya llegada podría significar el fin de la Tierra tal como la conocemos.

El cosmos arrancó su historia hace 13.800 millones de años con el big bang, seguido por una expansión vertiginosa que pronto comenzó a ralentizarse por la gravedad; sin embargo, hace unos nueve mil millones de años, la expansión reanudó su aceleración impulsada por una fuerza misteriosa: la energía oscura.
El hallazgo de este fenómeno se apoya en las observaciones de galaxias alejándose cada vez más rápido de la Vía Láctea, descubiertas por figuras como Alexander Friedmann, Georges Lemaître y Edwin Hubble.
La idea de un universo en crecimiento constante desafió la perspectiva estática defendida por Albert Einstein en 1917, por lo que Friedmann, apoyándose en la teoría de la relatividad general, planteó la posibilidad de expansión, mientras que Lemaître demostró, con las observaciones de Hubble y la matemática einsteiniana, que la distancia entre las galaxias aumentaba con el tiempo.
Poco después, Hubble y su colega Milton Humason confirmaron que los objetos lejanos se alejan más rápido, sentando las bases del conocimiento actual sobre la energía oscura y el modelo expansivo del universo.
A pesar de décadas de estudio, la ciencia aún desconoce la naturaleza exacta de la energía oscura, aunque reconoce que constituye la mayoría del universo y es responsable de su aceleración expansiva.
Estas conclusiones fueron reforzadas por el Premio Nobel de Física de 2011, otorgado a los líderes de los equipos que observaron este fenómeno.
El doctor Forero Romero explicó en entrevista con Olímpica Stereo que los últimos avances han revolucionado la interpretación de la energía oscura, pues, si bien durante décadas se creyó que su fuerza era constante, nuevas observaciones sugieren que en el pasado fue más intensa y hoy estaría decayendo levemente.
Esta variabilidad abre la puerta a escenarios extremos, entre ellos la hipótesis de la energía oscura fantasma phantom dark energy: "Es una energía oscura que puede aparecer en cualquier momento y hacer que el universo empiece a expandirse de manera acelerada, exponencialmente", señaló Forero Romero.

Algunos modelos sugieren que, si hubiera una manifestación repentina de la energía oscura fantasma, la expansión del universo podría volverse tan violenta y descontrolada que no solo separaría las galaxias entre sí, sino que incluso desmontaría estructuras internas como la propia Vía Láctea.
Al respecto, Forero explicó que: "Puede ser tan extrema, tan brusca, tan violenta esta expansión que podría desarmar nuestra galaxia, superando incluso la cohesión de la gravedad y la materia oscura".
Aunque la amenaza parece remota en escalas humanas, la simple posibilidad de una irrupción de la energía oscura fantasma despierta inquietudes legítimas en la comunidad científica.
Según Forero Romero, **si la evolución del universo continúa con normalidad, se necesitarían miles de millones de años para que las galaxias se distancien al punto de volverse invisibles entre sí, para entonces, el Sol ya se habría expandido hasta convertirse en una gigante roja, engullendo a la Tierra mucho antes del auge destructivo de la energía oscura convencional.
Sin embargo, Forero Romero advirtió sobre la incertidumbre absoluta que rodea las variantes de la energía oscura, pues "puede pasar.
La gran preocupación no radica solo en el fenómeno físico, sino en lo impredecible de su comportamiento: "Es preocupante por sus efectos, también preocupante por la incertidumbre total en la que estamos en la comprensión humana del fenómeno... Todo es posible".
En este sentido, el escenario más terrorífico es que la energía oscura fantasma pueda manifestarse en escalas de tiempo mucho más breves de lo pensado, con efectos abruptos e irreversibles sobre el cosmos y, por ende, sobre la Tierra.
Cada década aporta nuevos datos y observaciones que desafían las explicaciones previas. La propia obtención del Premio Nobel de 2011 representa solo una fotografía parcial de una investigación que avanza aceleradamente.
La pregunta sobre el futuro de la materia oscura fantasma (o energía oscura fantasma) permanece totalmente abierta y, en palabras del físico, "nadie sabe" cuándo, si es que alguna vez, se desencadenará una expansión desmedida que pondría fin a galaxias y planetas: "En un año empezamos a ver evidencias de expansión de nuevo ultraacelerada del universo".
La energía oscura fantasma se erige como una amenaza invisible y real cuya magnitud supera cualquier pesadilla literaria.
Su misterio no solo reside en la posibilidad de una destrucción violenta, sino en la fragilidad de nuestro conocimiento, dado que la Tierra, nuestro sistema solar y toda la galaxia podrían ser víctimas de un fenómeno para el cual la ciencia no tiene, aún, una explicación.
Incluso, si la desaparición del planeta parece lejana, el verdadero "terror cósmico", según Forero Romero, es la incapacidad humana para comprender y anticipar los caprichos del universo.
Así, entre calabazas y relatos de ultratumba, la energía oscura fantasma acecha como el gran enigma de la era moderna, recordándonos que los horrores más inquietantes son aquellos que ni siquiera podemos prever.