Colombia
La capital colombiana esconde, tras cada dirección, una historia de expansión, excepciones y una lógica que, aunque parece simple, coloca a sus ciudadanos ante constantes retos y descubrimientos cuando intentan ubicarse en sus calles.
Publicado:
Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
Ubicarse en Bogotá suele ser una tarea compleja por el tamaño de la ciudad y por la lógica particular que sigue su nomenclatura, pues el sistema de direcciones, basado en la numeración de calles y carreras, se diseñó para facilitar la ubicación, aunque las excepciones y la expansión urbana pueden provocar confusiones en quienes no están familiarizados con el esquema.
Por tal motivo, y en el aniversario 487 de Bogotá, Olímpica Stereo quiere explicarle cómo comprender la manera en la que se leen las direcciones y cómo se organizan las vías es fundamental para no perderse en la capital, especialmente cuando se recorre una ciudad en permanente cambio y con una topografía desafiante.
El punto de partida para entender Bogotá es la cuadrícula conceptual sobre la que se construyó casi toda la ciudad, pues a diferencia de urbes con calles que reciben nombres, en Bogotá la mayoría de las vías llevan números, razón por la que dos ejes organizan el espacio: las "calles" y las "carreras".
Las calles, orientadas de oriente, desde los Cerros orientales, hacia el occidente, aumentan su numeración a medida que se avanza hacia el norte, mientras que las carreras, por su parte, corren de sur a norte y su numeración aumenta de oriente a occidente.
El punto de origen de esta cuadrícula es el centro histórico, en un área cercana al Chorro de Quevedo, donde se fundó la ciudad.
Aunque hoy la demarcación precisa puede variar en mapas oficiales, la lógica permanece: desde ese “punto cero”, al avanzar hacia el norte las calles pasan de Calle 1, Calle 2, Calle 3, hasta superar el número 200 en algunos sectores.
Si se avanza hacia el occidente desde el mismo punto de inicio, las carreras aumentan desde la Carrera 1, Carrera 2, Carrera 3 y así sucesivamente.
El estándar de las direcciones bogotanas sigue el formato: Tipo de vía, número de vía, número de cruce - distancia (metros), por lo que cada componente tiene su función:
Por ejemplo, Calle 42 #15-34 describe un predio en la Calle 42, a 34 metros de la Carrera 15 en dirección hacia la Carrera 16.
Las carreras y las calles se acompañan a veces de letras, por subdivisión de vías que surgen cuando se densifica una zona, o del sufijo “Bis”, para diferenciar tramos o extensiones nuevas generadas por el crecimiento urbano; así, es posible encontrar muchas variantes como Calle 62B #1A-25 o Carrera 7 Bis #127-50.
Las calles localizadas al sur del centro histórico llevan el apellido “Sur”, por ejemplo, Calle 40 Sur, marca fundamental para evitar confusiones; de manera similar, las carreras ubicadas al oriente de la Carrera 1 pueden sumar el sufijo “Este”, por ejemplo, Carrera 4 Este.
La lógica también define el lado par e impar de las vías: avanzando en el sentido ascendente, de menor a mayor número, los números pares quedan generalmente al costado derecho y los impares al izquierdo.
A pesar de la lógica base, en la práctica Bogotá es una ciudad con excepciones y anomalías. Como explicó Agapito Castro, reconocedor predial del Catastro Distrital, en entrevista para Olímpica Stereo, el crecimiento acelerado y la densidad de la ciudad obligan a constantes procesos de actualización.
Las nuevas construcciones, el cambio de uso del suelo y los desarrollos en zonas marginadas han creado situaciones en que el patrón de cuadras regulares se rompe.
En barrios históricos, especialmente en el centro, perviven nombres tradicionales como Calle del Sol, Calle de la Fatiga, aunque en las placas oficiales ya predomina la designación numérica.
Fuera del núcleo urbano original, en localidades como Ciudad Bolívar, Bosa o Suba, la topografía y la ocupación irregular han dado lugar a calles irregulares, ramificadas o con trayectos en curva.
Esta ausencia de homogeneidad también se refleja en la distancia entre cuadras, por lo que en zonas planificadas, una cuadra puede medir 100 metros; en sectores periféricos o populares, los frentes pueden tener apenas 6 metros, generando una secuencia de pequeños predios que alteran el ritmo numérico.
Para ubicarse eficazmente en Bogotá se recomienda:
La particular geografía, sumada a siglos de expansión y ajustes, han hecho de Bogotá un territorio de retos para quien la transita; sin embargo, una vez comprendidas las reglas y excepciones de su nomenclatura, la ciudad se vuelve un espacio más accesible, en el que cada dirección revela parte de su historia y su dinámica.