Colombia
Los cocteles sin alcohol han ganado protagonismo en las cartas, reflejando la nueva conciencia de bienestar al momento de salir de rumba en el país.
Publicado:
Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital
La industria de la coctelería en Colombia ha consolidado su crecimiento como uno de los sectores más dinámicos en alimentos y bebidas, pues el auge de los bares de autor, la sofisticación del consumidor y la demanda de experiencias inmersivas han transformado este mercado que en 2024 alcanzó un valor de US$4.930 millones, según Statista, con proyecciones que lo sitúan en US$7.330 millones para 2034 y un crecimiento anual del 4,5 %.
El fenómeno se manifiesta en ciudades principales, donde las barras ofrecen no solo tragos, también conceptos integrales que mezclan diseño, narrativa e identidad culinaria.
En este contexto, las mezclas artesanales ganan protagonismo gracias a su capacidad de adaptarse a tendencias globales como la sostenibilidad, el consumo consciente y la exaltación de insumos locales.
“El comensal hoy está más informado y busca un cóctel que no solo tenga buen sabor, sino que le cuente una historia”, aseguró Andrey Jaramillo, bar manager del Grupo La Movida y reciente ganador de la competencia World Class organizada por Diageo en Colombia.
Un informe del Grupo La Movida, conglomerado con sedes en varias ciudades del país identificó cuatro líneas que caracterizan el consumo en bares y rooftops del país:
El auge de propuestas con bajo o nulo contenido alcohólico responde a una clientela que prioriza el bienestar sin sacrificar la sofisticación, por lo que las bebidas sin alcohol ocupan un lugar central en cartas que antes les eran ajenas.
Los bares priorizan prácticas responsables que incluyen el aprovechamiento integral de ingredientes, compras a productores locales y la reducción del desperdicio.
Esto responde tanto a una conciencia ambiental como a una demanda de consumo más ético.
Cada detalle, desde el nombre de la bebida hasta la decoración del local, gira en torno a una narrativa que convierte el consumo en un acto sensorial y esa es la razón por la que los bares conceptuales redefinen la coctelería como una experiencia integral.
Frutas tropicales, fermentos, hierbas nativas y sabores autóctonos son la base de preparaciones que buscan expresar la diversidad de la despensa colombiana a través de los cocteles.
En el segmento de destilados, el tequila lidera el mercado, seguido por el mezcal, ron, whisky y aguardiente premium.
Según Jaramillo, existe una diferenciación regional notable: “En las zonas costeras predominan las opciones frescas y frutales; en el interior del país, se imponen mezclas más robustas con hierbas e infusiones”.
En el informe se destacaron cinco cocteles que reflejan la nueva ola de la coctelería en Colombia, cada uno con una propuesta diferenciada en sabor, diseño y conexión con diversas audiencias.
Esta mezcla de Campari y soda de naranja, embotellada y gasificada, representa la categoría Ready To Drink (RTD). Ofrece una alternativa ligera, práctica y sofisticada, adecuada para quienes buscan un trago fresco sin complicaciones.
Combina vodka con tocineta, vermut con tomate y tomate cebra encurtido, fusionando el Bloody Mary y el Martini. Su perfil salino y especiado brinda una experiencia robusta y poco convencional.
Usa ron añejo, jerez fino, café, zumo de limón y almíbar simple. Ganador en competencias nacionales de jerez, este coctel combina acidez, dulzor y notas tostadas y evoca una limonada de café, ideal en climas cálidos.
Mezcla vodka, cordial de mango y naranja, y vino blanco. Su carácter frutal y a la vez burbujeante lo convierte en uno de los preferidos en restaurantes como Lobo de Mar, perfecto con pescados y tatakis.
Propone una combinación de whisky, mandarina, almíbar simple y solución cítrica. Es una alternativa suave para quienes desean iniciarse en el consumo de whisky, gracias al equilibrio entre la intensidad del destilado y la frescura de la mandarina.