Colombia
El verdadero éxito comienza con la sabiduría que viene de Dios, no con la del mundo. Pídele dirección.
Publicado:
Por: María Paula Vargas Rodríguez
Creativa Digital
En un mundo donde el éxito muchas veces se mide por la riqueza, la fama o el reconocimiento, en realidad, estamos llamados a buscar una forma distinta de triunfar: una que tenga como fundamento la sabiduría de Dios.
Según la Real Academia Española, la sabiduría es 'la capacidad de actuar con sensatez, prudencia o acierto'. Es un conocimiento profundo que permite tomar decisiones acertadas, especialmente en momentos de dificultad o duda. Esta definición pone énfasis en el uso práctico del conocimiento, algo que también encontramos en las Escrituras.
Sin embargo, la Biblia va más allá. La sabiduría, desde la perspectiva bíblica, no es simplemente inteligencia o conocimiento, sino una virtud que comienza con una relación reverente con Dios. Proverbios 1:7 lo afirma claramente:
El principio de la sabiduría es el temor a Dios; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Todos anhelamos tomar buenas decisiones, ser guiados correctamente y alcanzar metas que tengan sentido y propósito. Pero sin sabiduría divina, podemos ser fácilmente engañados por nuestras emociones, por el orgullo o por las presiones del mundo.
Santiago 1:5 nos da una promesa poderosa:
Y si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Este versículo nos recuerda que la sabiduría no es un privilegio de unos pocos, sino un regalo accesible a todo aquel que la pida con fe.
La sabiduría bíblica nos enseña que el éxito no se trata de tener mucho, sino de ser fieles a Dios en todo lo que hacemos. Proverbios 3:13-14 dice:
'Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus beneficios más que el oro fino.'
El éxito duradero y verdadero se encuentra en vivir conforme a la voluntad de Dios, guiados por su sabiduría. Jesús mismo enseñó que el hombre sabio es aquel que oye su palabra y la pone en práctica.
Dios, hoy vengo ante ti porque necesito tu dirección. Reconozco que no puedo hacer las cosas solo. Este mundo está lleno de desafíos y de decisiones importantes que debo tomar día tras día. Por eso, hoy vengo a pedirte tu sabiduría, no una terrenal, sino una que proviene de ti, para ser acertado en lo que emprenda y honrarte en todo lo que haga. Líbrame de quienes quieran hacerme daño a mí y a mi familia.
En el nombre de Jesús, amén.