Colombia
En medio del caos, hay un lugar seguro para descansar. Esta Semana Santa, entrégale tus cargas a Dios y renueva tu esperanza.
Publicado:
Por: María Paula Vargas Rodríguez
Creativa Digital
Aprovechando la Semana Santa, este es el mejor momento para recargar fuerzas. Este 2025 comenzó con noticias mundiales difíciles: una guerra comercial, complicaciones económicas, sin contar las problemáticas internas. Sin embargo, siempre es un buen momento para acercarnos al único que puede recargarnos de energía y darnos esperanza.
En el libro de Mateo, Jesús le dice a las personas:
«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana» (Mateo 11:28-30).
Su carga es más liviana. Jesús nos promete que, si vamos a Él, nos dará descanso. Y cuando obtenemos descanso, también obtenemos esperanza.
Aunque estemos enfrentando tiempos difíciles, Dios quiere que pongamos nuestra mirada en Él y tengamos esperanza.
Un estudio realizado por López et al. (2000) demuestra que existe una correlación entre la esperanza y el rendimiento académico, laboral y deportivo. Las personas con altos niveles de esperanza tienden a tener un mayor sentido de autoeficacia y, por lo tanto, una mayor capacidad para superar los obstáculos que puedan aparecer en la vida.
¿Qué más necesitamos sino la capacidad para enfrentar obstáculos y dar lo mejor de nosotros en un mundo que tanto lo necesita?
No obstante, si queremos transformar nuestro entorno, confiar en nosotros mismos y seguir nuestros sueños con firmeza y coraje, primero tenemos que poner las cosas en orden. Tal vez necesitemos descansar y pedirle a Aquel que puede darnos esperanza en un futuro que parece incierto.
El optimismo es la fe que conduce al logro. Nada puede hacerse sin esperanza y confianza. — Helen Keller—
Como dice el salmista:
Solo en Dios halla descanso mi alma; de Él viene mi esperanza (Salmo 62:5).
Dios, tú prometes que, si voy a ti, me darás descanso. Hoy vengo a entregarte mis cargas: las preocupaciones que me agobian, la situación de mi país, el caos del mundo, mi estado emocional, financiero y familiar. Solo tú conoces lo que enfrento cada día. Pero hoy decido no dejar que la angustia me robe la paz, me quite el gozo o apague mi esperanza. Como dice el salmista, mi esperanza viene de ti. Hoy recuerdo que tú eres Dios, estás en control y yo confío plenamente en ti. Gracias por abrirme tus brazos para descansar. En el nombre de Jesús, amén.
Que esta Semana Santa sea un verdadero respiro. Que encuentres descanso, te recargues de esperanza y sigas siendo luz en medio de la confusión que puede haber a tu alrededor.
Descansa... y deja que, en ese descanso, Dios te renueve para seguir adelante con fe.