

Colombia
La Gobernación de Cundinamarca hizo públicos los resultados de sus programas ambientales, en los que destacan inversiones en la protección del agua, apoyo a los agricultores frente al clima y una campaña masiva de siembra de árboles.
Publicado:

Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
La Gobernación de Cundinamarca presentó un balance de su gestión ambiental en el marco de la Rendición de Cuentas 2025. Bajo el eje estratégico “Bienestar Verde”, la administración del gobernador Jorge Emilio Rey reportó avances en la protección del agua, la adaptación al cambio climático y la conservación de la biodiversidad.
Las acciones, que involucraron una inversión significativa y el trabajo con las comunidades, buscan construir un territorio más resiliente y sostenible para todos sus habitantes.
La protección del recurso hídrico fue una prioridad central de la gestión. La estrategia principal para lograrlo fue el programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA), un incentivo económico para propietarios de tierras que conservan ecosistemas estratégicos. Este programa logró la protección de 9.147 hectáreas en el departamento, gracias a la firma de 44 acuerdos de conservación con 38 municipios. La inversión en esta iniciativa superó los 11.000 millones de pesos.
De forma paralela, se ejecutaron obras de infraestructura para garantizar el acceso al agua potable. Se culminaron 40 sistemas de acueducto, que incluyen plantas de tratamiento y tanques de almacenamiento, que hoy benefician a más de 153.000 habitantes en 26 municipios. Para las zonas rurales más alejadas, el programa “Agua, Vida y Saber” instaló plantas de tratamiento compactas en 63 instituciones educativas, lo cual mejora el acceso a agua segura para más de 2.500 estudiantes y docentes.
La conservación activa de las fuentes de agua también incluyó la compra de predios estratégicos. La Gobernación adquirió 386,6 hectáreas en municipios como Pasca y Une para proteger zonas de recarga hídrica. Además, se restauraron más de 19 hectáreas en cuerpos de agua lenticos como la Laguna Sagrada de Ubaque, con una inversión directa de 214 millones de pesos.
Cundinamarca desarrolló una serie de proyectos para que sus comunidades y sectores productivos enfrenten los efectos del cambio climático. Un pilar fundamental fue el apoyo al sector agropecuario, con la entrega de insumos a 2.138 pequeños productores afectados por fenómenos climáticos, para reactivar sus actividades. Además, se impulsó la transición hacia prácticas sostenibles en 151 unidades productivas con técnicas como labranza mínima y sistemas agroforestales.
En materia de economía circular y manejo de residuos, los esfuerzos fueron notorios. Se brindó asistencia técnica a 20 asociaciones de recicladores para su formalización y se dotó con equipos a más de 440 recuperadores ambientales de 34 municipios. La estrategia “Desembólsate por Cundinamarca” promovió la reducción de plásticos de un solo uso con campañas pedagógicas en 20 municipios, donde se recolectaron más de 1.200 kilogramos de botellas plásticas.
La innovación también desempeñó un rol clave. El departamento avanzó en la transformación del Relleno Sanitario Nuevo Mondoñedo hacia un Parque Tecnológico Ambiental, con proyectos para convertir los gases en energía. Además, se implementaron 219 estufas ecoeficientes en hogares y se utilizaron drones y fotogrametría para monitorear y restaurar más de 468 hectáreas de ecosistemas degradados.
El fortalecimiento de la capacidad para prevenir y responder a emergencias fue un objetivo claro. Se diseñaron e implementaron 5 Sistemas de Alerta Temprana (SAT) en municipios como Girardot y Fusagasugá, para mejorar el monitoreo de amenazas y reducir los tiempos de reacción. Asimismo, se pusieron en marcha 2 Centros Regionales Integrales de Respuesta (CRIR) en Tocaima y Tocancipá, dotados para una atención articulada ante desastres.
La intervención de puntos críticos de amenaza fue otra acción prioritaria. Se ejecutaron obras de mitigación en 18 puntos de diversos municipios, con medidas que incluyeron la limpieza de quebradas y la construcción de muros de contención. Estas obras beneficiaron de manera directa a más de 40.000 personas y protegieron infraestructura pública y viviendas.
El componente comunitario y de asistencia fue vital. La Unidad Administrativa Especial para la Gestión del Riesgo atendió a 6.177 familias damnificadas (aproximadamente 24.700 personas) a través del Banco Departamental de Ayudas Humanitarias. Además, se capacitó a miles de personas, entre funcionarios, líderes comunales y estudiantes, en temas como planes de gestión del riesgo y respuesta a incendios forestales, con lo cual se fortalece la cultura de la prevención.
El Instituto de Protección y Bienestar Animal de Cundinamarca (IPYBAC) lideró una gestión integral a favor de la fauna. Una de las acciones más impactantes fue la atención médico-veterinaria directa a 36.836 animales vulnerables en 83 municipios. Estas jornadas incluyeron servicios de esterilización, vacunación y control de zoonosis, con una inversión que superó los 2.381 millones de pesos.
Para fortalecer la capacidad institucional en el territorio, el IPYBAC entregó 41 kits especializados a 34 municipios. Estos kits, con insumos médicos y elementos de rescate, buscan mejorar la atención de emergencias con fauna doméstica y silvestre. El plan es dotar a los 116 municipios del departamento, con entregas programadas para 30 municipios adicionales durante 2025.
La gestión también priorizó la cultura ciudadana y la construcción de conocimiento. Se ejecutaron tres procesos masivos de formación y sensibilización sobre tenencia responsable, que beneficiaron a más de 4.500 personas en 20 municipios. Además, se avanzó en la creación del Sistema de Información Departamental de Protección y Bienestar Animal, una herramienta que centralizará datos para una toma de decisiones más efectiva.
La siembra de árboles y la restauración ecológica fueron bandera de la gestión. La Secretaría de Bienestar Verde, en articulación con comunidades y alcaldías, lideró la siembra de 395.000 árboles nativos en más de 100 municipios. Este esfuerzo se vio reforzado con el fortalecimiento de 19 viveros municipales y regionales, lo cual garantiza la producción local de material vegetal.
La conservación se abordó con un fuerte componente comunitario. El programa “Comunales en Acción Ambiental” vinculó a 37 Organismos de Acción Comunal en proyectos para proteger fuentes hídricas y restaurar ecosistemas. Más de 3.700 personas participaron en estas iniciativas, que incluyeron la siembra proyectada de 30.000 árboles y el aislamiento de quebradas.
La educación y la innovación tecnológica completaron la estrategia. Se sensibilizó a más de 13.000 niños, niñas y adolescentes a través de siete estrategias pedagógicas sobre biodiversidad y cambio climático. Por otro lado, se lanzó el Geovisor Ambiental Geográfico y Estadístico, una herramienta digital que integra información clave sobre páramos, bosques y áreas protegidas para mejorar la planeación territorial y la transparencia.
Los resultados presentados por la Gobernación de Cundinamarca en su Rendición de Cuentas 2025 muestran una gestión ambiental activa y con avances cuantificables. Desde la protección de miles de hectáreas con incentivos a campesinos, hasta la siembra masiva de árboles y la atención a comunidades en riesgo, las acciones apuntan a un objetivo común: un territorio más sostenible y resiliente.
El éxito de estas iniciativas dependió en gran medida de la articulación con los municipios, las corporaciones autónomas regionales y, sobre todo, con las comunidades. El desafío ahora es garantizar la sostenibilidad de estos logros en el tiempo y profundizar las estrategias que permitan a Cundinamarca enfrentar los retos ambientales del futuro, siempre con sus habitantes como protagonistas.