Colombia
El Campín se llenó de historias y emociones durante el homenaje. Allí, Maren abrió su corazón al hablar de su vida, del tatuaje que la une a Omar y de la experiencia de acompañar a Silvestre.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
El estadio El Campín de Bogotá se vistió de vallenato, nostalgia y gratitud. Silvestre Dangond rindió un homenaje a Omar Geles en el mismo escenario donde lo despidió por última vez, acompañado de Juancho de la Espriella y miles de fanáticos que recordaron al maestro con canciones que marcaron generaciones.
La velada se convirtió en un momento de catarsis para todos, en especial para Maren García, la esposa de Omar. Ella, con la voz entrecortada, confesó que entrar al estadio le trajo sentimientos encontrados:
“Fue inevitable no llorar al entrar”
Y no era para menos. La última vez que pisó El Campín fue dos días antes de la partida de su esposo, en aquel concierto que terminó siendo su despedida no planeada.
Silvestre Dangond abrió su corazón en el escenario. En medio de la música, se sinceró ante sus seguidores con palabras que revelaron sus propias batallas internas:
Las notas de A blanco y negro, compuesta por Omar Geles, retumbaron como símbolo de esa unión inseparable entre compositor y cantante. La misma canción que meses atrás habían cantado juntos, ahora se convirtió en himno de recuerdo.
En conversación con Olímpica Stereo, Maren García relató cómo ha sido llevar adelante la vida tras la ausencia de Omar Geles. Con valentía, se ha puesto al frente de los negocios que antes compartía con él, un reto que jamás imaginó.
“Duro, no ha sido fácil para nada”
Sus hijos se han convertido en el motor que la impulsa, y el estudio de grabación que levantaron juntos sigue recibiendo artistas reconocidos que desean grabar bajo el legado de Geles.
Durante la entrevista, nos mostró un tatuaje que lleva en el brazo: “Omar Geles hasta el infinito”. Más que un símbolo, es un juramento de que su historia y sus sueños seguirán latiendo.
Silvestre Dangond no ocultó el peso que tuvo Omar Geles en su carrera. “Media carrera mía está en tus manos”, le dijo una vez en tarima, reconociendo que éxitos como Gracias, Me gusta, me gusta y A blanco y negro nacieron de la pluma del urumitero.
Ese lazo fue más que profesional, fue de hermanos. En su último concierto juntos, Geles improvisó un verso que hoy resuena con más fuerza que nunca:
Pocos imaginaron que esas palabras serían parte de la despedida del maestro.
El homenaje en El Campín no solo recordó al compositor, también mostró la fortaleza de la mujer que lo acompañó en vida y la gratitud del artista que siempre lo reconoció como maestro.
La combinación de canciones, lágrimas y testimonios convirtió la noche en un acto de amor colectivo, donde cada acorde fue un puente hacia la memoria de Omar Geles.
Y mientras Maren García sigue firme, llevando adelante los proyectos que soñaron juntos, Silvestre Dangond continúa llenando estadios con las canciones que su “negro” le regaló. Porque al final, la música no muere: se queda en el corazón de quienes la sienten, hasta el infinito.