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Su fallecimiento abrió nuevamente la conversación sobre su vida, sus influencias y el camino que lo llevó a escribir más de mil canciones.
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Creativa Digital
Romualdo Brito fue uno de los compositores más importantes del vallenato. Sus canciones hicieron parte de la vida musical del Caribe y fueron grabadas por artistas como Diomedes Díaz, Jorge Celedón, Silvestre Dangond y Los Embajadores Vallenatos. Aunque muchos lo asociaban con temas alegres o de despecho, su obra venía de experiencias profundas que marcaron su forma de escribir.
Este 20 de noviembre se cumplen cinco años de conocerse la noticia de su fallecimiento en un accidente de tránsito en la vía entre San Roque y Rincón Hondo, en Curumaní, Cesar. Su muerte tomó por sorpresa al mundo musical, pues estaba trabajando en un nuevo proyecto para celebrar sus 45 años de carrera. Su historia volvió a recordarse no solo por su obra, sino por la vida que construyó detrás de cada canción.
Romualdo Brito solía contar que desde los nueve años trabajaba en el campo, una etapa que describía como una “infancia sin infancia”. Esas jornadas tempranas lo acercaron a la vida rural, a los sonidos del día a día y a las historias de la gente que lo rodeaba. Ese contacto directo con el campo le dejó una sensibilidad que más tarde se reflejó en muchas de sus letras.
Esa experiencia también moldeó su manera de ver el mundo: sencilla, directa y cercana a la realidad que conoció desde niño. Muchas de sus canciones surgían de recuerdos, de lugares donde creció y de vivencias que marcaron su forma de contar las cosas.
Aunque se convirtió en un referente del vallenato, sus primeras influencias no vinieron del acordeón, sino de la música que se escuchaba en su zona. En La Guajira llegaban emisoras cubanas y mexicanas, por lo que desde joven creció escuchando rancheras y canciones cubanas que lo acompañaron siempre.
Esa mezcla hizo que, aunque su base fuera vallenata, su estilo tuviera matices distintos. En varias de sus composiciones se podían notar esos tonos y maneras de narrar que no eran comunes en otros compositores del género, lo que le dio un sello propio dentro del vallenato.
Brito creció rodeado de música. Era pariente de Leandro Díaz y Silvio Brito, lo que lo conectó con un ambiente creativo desde temprano. Ese entorno le mostró que la música era un camino posible y lo animó a escribir sin descanso. Su familia, su región y sus vivencias fueron la base de muchas de sus composiciones.
Además de sus canciones más conocidas, también escribió temas con mensajes sociales como El cantor de los indios y Señora Caracas, que mostraban una faceta más reflexiva. Aunque siempre dijo que los compositores no recibían tanto reconocimiento como los cantantes, aseguraba que escuchar sus canciones en otras voces era lo que más lo llenaba. Su legado sigue vigente en cada uno de esos temas que aún se escuchan.