Colombia
Estos pueblos son la prueba: entre sus calles, colores y paisajes sientes que el tiempo se detuvo para posar para la foto perfecta. Te dejamos algunos datos que quizás no sabías de ellos.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
Somos un país multicultural y pluriétnico, como lo consagra nuestra Constitución. Un lugar donde confluyen las raíces indígenas, la herencia africana, la tradición europea y los aportes de migrantes árabes, judíos y gitanos que también hicieron suyas estas tierras.
El resultado: un mapa vivo de colores, sabores y ritmos que cambia según la región, pero que tiene un mismo corazón alegre y hospitalario.
Por eso, en esta fecha que nos llena de orgullo, te invitamos a descubrir esos lugares mágicos de nuestra geografía que parecen salidos de una postal. Porque recorrer Colombia es también reconocer nuestra diversidad y celebrar lo que somos: un país hecho de mezcla, de resistencia y de alegría infinita.
Su nombre en lengua chibcha significa "lugar de descanso".
Un rincón de piedra y calma donde el tiempo viaja directo a la época colonial. Barichara es el pueblo más bonito de Colombia, declarado Monumento Nacional en 1978. Callejuelas de piedra, miradores infinitos, cementerios esculpidos a mano y atardeceres que pintan el cielo de fucsia, naranja y violeta.
Planes: trekking, parapente, rappel en El Salto del Mico o una caminata al pueblo vecino Guane, entre fósiles, tejidos y leyendas.
En su entorno florece la Puya Raimondi, una planta andina que florece cada 100 años.
Un clásico inmortal. Su Plaza Mayor empedrada es una de las más grandes de Latinoamérica y el corazón de un pueblo donde la historia, la arquitectura colonial y los festivales de música, cine y luces conviven en cada esquina.
Perfecto para perderse entre museos, conventos, callejuelas y la eterna postal blanca con techos de teja roja.
Los famosos zócalos no solo son arte: cada familia diseña los suyos como símbolo de identidad y tradición familiar.
Aquí no solo se pinta: se camina sobre arte. Cada casa de Guatapé es un cuadro en alto relieve, gracias a sus famosos zócalos llenos de colores, flora, fauna y oficios tradicionales.
Imperdible: subir los 702 escalones de la Piedra del Peñol, un monolito gigante que ofrece la mejor panorámica de un embalse lleno de islas verdes y aguas brillantes.
Además: deportes acuáticos, malecón, la Plazoleta del Zócalo y el recuerdo de un pueblo que renació tras ser parcialmente inundado por la represa.
Salento es un paraíso para el avistamiento de aves, hogar de especies endémicas como el Barranquero Andino.
Tierra de café, de sonrisas sinceras y balcones de colores. Salento es la puerta al Valle del Cocora, donde las Palmas de Cera tocan el cielo.
Planes: la Calle Real, el Alto de la Cruz para vistas de postal, visitar fincas cafeteras, hospedarse entre fogatas o recorrer la Reserva La Patasola.
Extra: desde aquí puedes aventurarte al Parque Nacional Natural Los Nevados o recorrer senderos de montaña que terminan tocando las nubes.
Mompox es mundialmente reconocido por la filigrana momposina, técnica orfebre que trenza hilos de oro y plata en diseños únicos.
Donde el realismo mágico es real. A orillas del río Magdalena, Mompox es un viaje en el tiempo, con calles desiertas en la siesta, casas coloniales intactas y noches que vibran al ritmo de jazz y conversaciones de acera.
Atractivos: iglesias coloniales, la célebre filigrana momposina en oro y plata, la Semana Santa más tradicional de Colombia y el Festival Internacional de Jazz.
No te pierdas: un recorrido en canoa por la Ciénaga de Pijiño, entre aves, reptiles y canales prehispánicos.
Y es que estos pueblos no solo son belleza: son historia, cultura viva y naturaleza que nos recuerda por qué ser colombiano es un orgullo que se respira, se camina y se siente.
Mañana, 20 de julio, cuando celebramos nuestra independencia, vale la pena recordar que la libertad también es poder recorrer nuestro país y descubrir que cada rincón tiene una historia que contar.
Así que, más que una fecha, hagamos de cada viaje una forma de sentirnos libres, orgullosos y profundamente colombianos.