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El temido tránsito planetario ya comenzó y trae consigo confusión, egos inflamados y fallas tecnológicas. Aquí te contamos cómo protegerte y aprovechar la energía para transformarte.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
Desde el pasado 18 de julio y hasta el próximo 11 de agosto, Mercurio estará retrógrado bajo la constelación de Leo.
Si eres de los que cree que todo empieza a salir mal cuando este planeta camina hacia atrás —al menos desde la perspectiva terrestre—, probablemente ya hayas notado el caos en la comunicación, los malos entendidos o ese correo que nunca llegó.
Aunque los astrólogos advierten sobre las tensiones en las relaciones y la propensión a errores tecnológicos, también aseguran que este periodo es ideal para reflexionar, reorganizar y reconectar.
Y sí: hay rituales para que la energía fluya y la tormenta no te revuelque.
Cada vez que Mercurio retrocede —sucede de tres a cuatro veces al año—, la energía se altera.
Y cuando el tránsito ocurre en un signo de fuego como Leo, la creatividad se dispara pero también la impulsividad. Las discusiones sin filtro y los conflictos de ego están a la orden del día.
Por eso, más que nunca, es clave medir las palabras, evitar conversaciones sensibles y tener cuidado con las decisiones apresuradas. Si algo puede esperar hasta después del 11 de agosto, mejor.
Para quienes buscan un escudo simbólico contra el desorden que desata Mercurio retrógrado, hay un ritual específico de protección energética. No promete evitar problemas, pero sí ayuda a navegar el tránsito con más claridad y equilibrio. Solo necesitas una vela azul, un cuarzo transparente o amatista, sal gruesa, un vaso de agua y una hoja de laurel.
El procedimiento es sencillo: crea un pequeño altar con estos elementos, enciende la vela y repite una frase de protección en voz alta. Luego, visualiza una luz blanca envolviéndote, pasa el laurel por tu cuerpo como una escoba energética y deja que la vela se consuma con cuidado.
El cuarzo, que absorberá la energía densa, deberías llevarlo contigo o tenerlo en tu espacio de trabajo hasta que el planeta recupere su curso directo.
¿Has sentido pesadez mental o enredos emocionales últimamente? Podría ser culpa de este tránsito planetario. La limpieza energética de manos es un ritual sencillo para cortar esas interferencias.
Con una vela blanca, incienso de lavanda o ruda, agua con vinagre y sal gruesa, puedes hacer una especie de "reset energético". Sumergir las manos en el agua salada mientras respiras profundo y visualizas que todo lo tóxico se disuelve es el paso clave. Al terminar, el agua debe ser descartada y la vela, siempre bajo supervisión, debe acabarse por completo.
Otro clásico de Mercurio retrógrado es el regreso de personas o asuntos del pasado. Para esos casos, existe un ritual de revisión de vínculos que ayuda a cerrar capítulos y liberar culpas. Basta con escribir en un papel lo que aún pesa o duele respecto a una persona o situación, encender una vela rosa o violeta y quemar el papel mientras se respira profundo.
Unas hojas de laurel o romero en el fuego potenciarán la limpieza. Las cenizas pueden enterrarse, arrojarlas al viento o al agua corriente como símbolo de liberación.
La consigna durante estos días es clara: reflexionar, planificar y revisar.
Es el momento perfecto para hacer respaldos tecnológicos, pulir proyectos y dejar las grandes decisiones para después. Evita, eso sí, firmar contratos importantes, iniciar conversaciones delicadas o lanzarte de lleno a un proyecto nuevo.
La comunicación está alterada y es mejor no tentar al destino.
Y un consejo adicional: no dramatices. Mercurio retrógrado no es el fin del mundo, más bien, es una oportunidad para mirar hacia adentro, reenfocar la energía y fortalecer la paciencia.
Si logras hacerlo, cuando todo vuelva a su curso normal, serás más fuerte y estarás mejor preparado.
Así que si estos días te sientes confundido, vulnerable o simplemente saturado, recuerda: no eres tú, es Mercurio retrógrado. Pero también es tu oportunidad para transformar el caos en crecimiento.