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Darío Gómez, el inolvidable “Rey del despecho”, tiene una historia musical que se remonta a su infancia en la vereda Los Cedros, en San Jerónimo, Antioquia. Criado en una familia de campesinos, su amor por la música se gestó desde temprana edad, gracias a la influencia de su familia materna.
Fue a la edad de cinco años cuando recibió un regalo que cambiaría para siempre su vida: su primera guitarra.
Este obsequio, proveniente de su abuelo paterno, marcó el inicio de una profunda conexión entre Darío y este instrumento que se convertiría en su fiel compañero de camino.
En entrevistas, Darío Gómez solía recordar con cariño las visitas de su abuelo materno durante las fiestas decembrinas, quien además de traer alegría y unión familiar, le transmitía su pasión por la música.
“Y siempre analizo que como yo vengo de esa herencia musical… me regaló mi primera guitarrita para enseñarme los tonos”, comentaba el artista.
A partir de ese momento, la guitarra se convirtió en una extensión de su ser. La llevaba consigo a todas partes, dedicando horas a practicar y perfeccionar su técnica.
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