Colombia
Kamchatka, Rusia, acaba de entrar al temido ranking de los movimientos sísmicos más poderosos jamás registrados. América Latina también tiene un lugar en esta historia que, cada vez que se repite, nos recuerda lo vulnerables que somos.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
El 29 de julio de 2025, el mundo volvió a estremecerse.
Un terremoto de magnitud 8,8 sacudió la península de Kamchatka, en Rusia, activando alertas de tsunami en todo el océano Pacífico. Países como Japón, Estados Unidos, Canadá, Chile, Perú, Ecuador y Colombia encendieron sus protocolos de emergencia ante un escenario conocido, pero siempre temido.
No fue el más letal ni el más destructivo, pero sí uno de los más fuertes del siglo XXI. Y con él, se reavivó una pregunta que parece repetirse cada cierto tiempo:
¿Cuáles han sido los terremotos más poderosos de la historia?
Para responder, basta con mirar hacia América Latina.
El 22 de mayo de 1960, la ciudad de Valdivia, en el sur de Chile, fue epicentro del mayor terremoto registrado instrumentalmente: una magnitud de 9,5 que cambió la geografía del país y dejó más de 1.600 muertos.
El tsunami generado por ese sismo viajó miles de kilómetros hasta Hawái, Japón y Filipinas, arrasando costas enteras.
La tierra no solo tembló: se hundió en algunos lugares y emergió en otros.
A más de seis décadas del desastre, Chile sigue siendo el ejemplo más claro de la furia del Cinturón de Fuego del Pacífico.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), estos han sido los 10 terremotos más fuertes jamás registrados:
En esta lista, América Latina aparece tres veces, recordándonos que esta región no solo comparte idioma y cultura, sino también una alta exposición a los fenómenos telúricos más extremos del planeta.
Kamchatka, una de las zonas sísmicas más activas del planeta, sigue generando preocupación por su potencial telúrico.
Expertos advierten que esta región del Anillo de Fuego podría ser epicentro de un gran sismo en cualquier momento.
Cada nuevo terremoto despierta viejos temores. Pero también nos impulsa a actuar.
Tener un kit de emergencia bien armado puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en un momento crítico.
¿Qué debe contener un kit básico?
El planeta se mueve. A veces, de forma imperceptible. Otras, con fuerza descomunal.
Lo cierto es que no podemos detener los terremotos, pero sí podemos aprender de ellos.
Y prepararnos para cuando llegue el próximo.
Kamchatka nos lo recordó. Valdivia lo enseñó hace décadas. Y en medio de ese eco subterráneo, seguimos siendo testigos de la fuerza de la naturaleza…y de nuestra propia capacidad de respuesta.