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La cantante se vio obligada a interrumpir su concierto tras un gesto inapropiado de un asistente, dejando claro que no tolerará faltas de respeto en sus presentaciones.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital

Ana del Castillo vivió un episodio de presunto acoso durante su más reciente concierto. El hecho, registrado en video y difundido ampliamente en redes sociales como Instagram y TikTok, desató un intenso debate sobre los límites de la interacción entre artistas y público en eventos masivos.
Durante la presentación, Del Castillo invitó a un fanático a subir a la tarima para tomarse una fotografía, en un ambiente de cercanía habitual en sus shows.
Según testigos, el seguidor, que se encontraba bajo los efectos del alcohol, aprovechó la oportunidad para, presuntamente, tocar de forma inapropiada a la artista, dado que el hombre intentó tocar las partes íntimas de la cantante sin su consentimiento, un acto que varios asistentes calificaron como acoso.
Ana del Castillo detuvo el espectáculo en ese momento y manifestó su descontento frente al público: “¿Por qué si yo voy con amor a regalarle la foto me vas a agarrar el cul si yo ni tengo, no joda, viste, ¿se dan cuenta?, no abusen”**, expresó visiblemente molesta.
Esta reacción fue capturada en video y se viralizó rápidamente en plataformas digitales, generando una ola de comentarios tanto de apoyo como de rechazo.
La artista, que ya había sido víctima de situaciones similares en el pasado, reiteró su negativa a tolerar comportamientos irrespetuosos en su entorno laboral, por lo que su respuesta, espontánea y directa, se convirtió en tendencia y fue replicada en cuentas de seguidores y medios de comunicación.
El clip del incidente generó opiniones divididas en redes sociales, pues mientras algunos usuarios condenaron el comportamiento del seguidor y respaldaron la actitud de Del Castillo, otros minimizaron la gravedad del hecho.
Otro momento que se volvió viral en un concierto de Ana del Castillo se registró cuando integrantes del equipo de la cantante informaron sobre la presencia de un niño perdido entre el público.
La cantante detuvo la música para priorizar la seguridad del menor, lo llevó al frente del escenario y preguntó en voz alta si alguno de los presentes era su familiar: “Hay un niño perdido, Gregorio Baena. ¿Dónde está el responsable? ¿La mamá? Ah, perdida está la mamá. Qué cosa tan linda”, dijo ante los asistentes.
En ese instante, los músicos interpretaron la canción Yo quiero, conocida por su uso institucional en campañas del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) y del Castillo cantó fragmentos del tema, generando risas y complicidad entre los asistentes; finalmente, gracias a la intervención de la logística y la visibilidad dada desde el escenario, el niño fue entregado sano y salvo a sus familiares.
El Código Penal de Colombia, en su artículo 134B, tipifica el acoso o hostigamiento como cualquier acto o conducta destinada a causar daño físico o moral a una persona o grupo, por razones como género, orientación sexual, ideología política, religión, raza o discapacidad.
Este delito puede ser sancionado con prisión de 12 a 36 meses y multas de 10 a 15 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
La Ley 1482 de 2011, conocida como ley antidiscriminación, introdujo el delito de hostigamiento y otros delitos por discriminación. Según la Corte Suprema de Justicia, para que una conducta sea considerada acoso debe existir una intención clara de perturbar o incitar a otros a hacerlo por razones discriminatorias.
El acoso puede adoptar diferentes formas, incluido el acoso sexual, laboral y el ciberacoso, este último a través de medios electrónicos. Las denuncias por acoso pueden presentarse de manera escrita o verbal, de forma presencial o telefónica, ante estaciones de policía, Casas de Justicia, Inspecciones de Policía o directamente en la Fiscalía.