Colombia
El Alzheimer es una enfermedad silenciosa y devastadora. Investigadores norteamericanos descubrieron un síntoma predictivo asociado a este trastorno.
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Por: Equipo de redacción
El Alzheimer no llega de golpe. Es una enfermedad que se cuela sin pedir permiso y va apagando, poco a poco, las luces de la memoria.
De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, el Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que afecta el pensamiento, el aprendizaje y las habilidades para realizar tareas cotidianas. Con el tiempo, termina por impedir incluso las acciones más básicas: hablar, reconocer rostros o saber dónde se está.
Según cifras del NIH, más de 6 millones de personas mayores de 65 años en Estados Unidos ya presentan esta condición. La Fundación Pasqual Maragall, en España, señala que el Alzheimer es la octava causa de muerte a nivel mundial. Es, además, la forma más común de demencia en adultos mayores.
Según una investigación realizada por la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Icesi, se estima que alrededor de 260.000 personas mayores de 60 años viven con Alzheimer en Colombia. Aunque esta cifra ofrece una aproximación, actualmente no se cuenta con datos actualizados que permitan conocer con precisión la frecuencia de esta enfermedad en el país.
Los primeros estragos del Alzheimer pueden comenzar más de una década antes de que aparezcan los síntomas visibles.
Lo explica la NIH: “Estos cambios pueden comenzar una década o más antes de que aparezcan los síntomas”. Durante ese tiempo, se acumulan proteínas anormales en el cerebro —placas de amiloides y ovillos de tau— que interrumpen la comunicación entre neuronas. Las células cerebrales pierden funciones, se desconectan y mueren.
Las primeras zonas afectadas suelen ser el hipocampo y la corteza entorrinal, regiones clave para la memoria y la orientación espacial. Desde ahí, el daño se expande como una mancha, provocando el encogimiento gradual del cerebro.
Sí, así como lo lee. Investigadores de la Universidad de Chicago y la Universidad del Sur de California descubrieron, en su estudio titulado: “El rápido deterioro del olfato durante el envejecimiento predice demencia y pérdida de volumen de materia gris en regiones cerebrales asociadas al Alzheimer”, que una señal temprana del Alzheimer puede aparecer en un lugar tan cotidiano como la ducha.
No se trata de olvidar si ya se lavó el cabello, sino de algo más sutil: la pérdida del olfato.
Durante el baño, olores intensos como el del champú, jabón o gel de baño suelen activarse con el vapor. Pero si una persona deja de percibir esos aromas, podría no tratarse de un simple resfriado. “Lo que en un comienzo puede parecer una pérdida sensorial momentánea, se puede ver reflejado en esta importante enfermedad en un futuro”, advierten los expertos.
Este hallazgo proviene de un extenso estudio liderado por investigadores como Rachel R. Pacyna y Jayant M. Pinto de la Universidad de Chicago, y S. Duke Han de la Universidad del Sur de California.
Durante 18 años, los científicos analizaron los datos de 515 adultos mayores, evaluando anualmente su capacidad olfativa, funciones cognitivas y cambios cerebrales. A una submuestra se le realizaron resonancias magnéticas de alta resolución para estudiar el volumen de materia gris en el cerebro.
La conclusión fue contundente: quienes presentaban una rápida disminución en su capacidad olfativa tenían mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve (MCI, por sus siglas en inglés), demencia tipo Alzheimer, e incluso pérdida de volumen cerebral en regiones clave como la corteza entorrinal y la amígdala.
Una de las frases más reveladoras del estudio señala:
“El rápido deterioro del olfato durante un periodo de cognición normal, medido con pruebas olfativas repetidas, predijo un deterioro cognitivo posterior, demencia y una reducción del volumen de materia gris”.
Los efectos fueron especialmente notables en adultos menores de 76 años, lo que refuerza la necesidad de prestar atención a estos síntomas incluso antes de la tercera edad.
La gran ventaja de este hallazgo es que abre la puerta a una forma accesible, económica y no invasiva de detectar el Alzheimer en sus etapas iniciales. Las pruebas olfativas podrían complementar, o incluso reemplazar, métodos más costosos o complejos como las resonancias magnéticas o los exámenes genéticos.
Y sí, todo podría comenzar en la ducha, con un simple detalle: no sentir el aroma del champú.
Para más información: El rápido deterioro olfativo durante el envejecimiento predice la demencia y la pérdida de GMV en las regiones cerebrales con EA