Colombia
Un remedio popular que ha pasado de generación en generación regresa con fuerza, respaldado por expertos y adaptado a las necesidades de hoy.
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Por: Equipo de Redacción
Redacción Digital
A veces, los secretos más efectivos para cuidar el cuerpo no están en costosos productos, sino en simples combinaciones que llevan décadas circulando entre familias. Tal es el caso del baño de pies con sal y bicarbonato, una práctica casera que ha vuelto a ganar protagonismo en redes sociales, blogs de autocuidado y conversaciones cotidianas.
Más allá de su aroma relajante y la sensación de descanso que deja, este ritual mezcla tradición y ciencia. Se recomienda especialmente para quienes pasan largas horas de pie, utilizan calzado cerrado o simplemente quieren mimar sus pies tras una jornada intensa.
El procedimiento es tan sencillo como efectivo: un recipiente amplio con agua tibia, dos cucharadas de sal gruesa y dos de bicarbonato de sodio. Tras mezclarlos, basta con sumergir los pies entre 15 y 20 minutos.
El efecto se siente casi de inmediato: alivio de la hinchazón, frescura prolongada y una piel más suave.
En épocas de calor, el agua fría puede ser protagonista, ya que reduce la inflamación y estimula la circulación.
Para quienes sufren dolor plantar o calambres frecuentes, los expertos ven en este baño un recurso complementario para relajar músculos y descontracturar.
La mezcla no solo ayuda a eliminar impurezas, sino que combate hongos y suaviza zonas endurecidas, como los talones.
Para potenciar sus beneficios, muchos recomiendan complementar con piedra pómez, secar bien —especialmente entre los dedos— y aplicar crema hidratante antes de dormir.
No se trata de hacerlo a diario: dos o tres veces por semana son suficientes para mantener la higiene, evitar resecar la piel y disfrutar de sus ventajas.
Eso sí, en caso de heridas, irritaciones o problemas persistentes, es fundamental consultar a un especialista antes de probarlo.
En un mundo saturado de soluciones rápidas y costosas, este baño de pies recuerda que el bienestar también puede nacer de lo simple.
Sal, bicarbonato y un poco de tiempo pueden transformar una noche cualquiera en un momento de autocuidado profundo.
Y aunque no es un remedio milagroso ni “desintoxica” el cuerpo como a veces se afirma, lo cierto es que para quienes lo han probado, se ha convertido en un hábito tan reconfortante como eficaz.