Colombia
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La llegada de los corridos prohibidos a Colombia data desde la década de los años 90, cuando empezaron a conocerse las primeras producciones musicales como La cruz de Marihuana y La pista secreta del grupo Exterminador gracias a la piratería, captando la atención de los habitantes de las regiones rurales de Colombia.
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Estas historias, inspiradas en la vida de los capos y el narcotráfico, fueron censurados por las emisoras de radio y los entes gubernamentales, temerosos de que estas canciones hicieran apología al delito o promovieran valores negativos, excluyeron estas letras de sus programaciones y de lugares públicos.
Alirio Castillo, fundador de los Corridos Prohibidos en Colombia, contó en ORO Podcast que en algunas ciudades de Colombia como Bucaramanga y Bogotá las autoridades escogían horas específicas para poder sonar esta canción, en otros casos estaba completamente censurada, pues estas temáticas hacían apología al delito.
“Cuando llegué a las emisoras en Bogotá me dijeron que esas canciones no podían sonar porque hacían apología al delito, en ciudades como Villavicencio me censuraron La cruz de marihuana, en Bucaramanga, cuando el reloj marcaba las 11:00 P. M., empezaban a sonar canciones como la pista secreta, La kenwort plateada”, expresó Castillo.
La difusión de este género en los medios tradicionales fue casi inexistente. Las letras, cargadas de referencias a actividades ilícitas y relatos de violencia, desataron críticas desde sectores políticos, sociales y culturales. Esto llevó incluso a la creación de normativas que restringían la reproducción de estas canciones en ciertos horarios o las prohibían por completo.
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Frente al rechazo de las emisoras y la presión gubernamental, los promotores de los corridos prohibidos idearon estrategias ingeniosas para llegar a su público. Alirio Castillo, uno de los principales impulsores del género en Colombia, optó por comprar espacios publicitarios en la televisión nacional.
En tan solo 10 segundos, los televidentes veían imágenes que incluían camionetas de lujo, mujeres en trajes llamativos y hombres con prendas ostentosas, acompañadas de la frase: “Corridos prohibidos, en la radio no los puede escuchar”.
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