

Colombia
Con presentaciones de Rafa Pérez, Gabriel Arriaga y Diego Daza, Olímpica Stereo Bogotá transforma la celebración en un espectáculo de unión, fe y mucha música.
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Por: Juan Manuel Arias Montenegro
Creativo Digital

La tradicional Ruta de la Navidad de Olímpica Stereo Bogotá continúa llevando alegría y música a diferentes localidades de la capital colombiana.
Este 18 de diciembre de 2025, la emisora más escuchada de la capital, realizará una doble jornada festiva como parte del tercer día de su Novena de Navidad, reforzando el espíritu navideño y la esperanza entre los bogotanos.
Entre las actividades destacadas se encuentran los conciertos gratuitos, la entrega de la reconocida Novena Olímpica y reflexiones de fe dirigidas a la comunidad.
El Trineo Olímpica recorrerá dos de las principales localidades de Bogotá de forma simultánea:
En Fontibón, la cita será en la Plaza Fundacional Fontibón, ubicada en la calle 18 entre carreras 99 y 100, donde el público podrá disfrutar las presentaciones de Rafa Pérez, Gabriel Arriaga y Matecaña Orquesta.
Al mismo tiempo, el segundo evento de la jornada tuvo lugar en la localidad de Kennedy, en el Parque El Maracaná, ubicado en la carrera 77Q # 35B - 37 Sur, desde las 5:00 p. m., los asistentes podrán cantar los éxitos de Diego Daza, Sebastián Ayala y Los Hermanos Medina, quienes ofrecerán una velada de alegría y unión a través de sus interpretaciones.

El tercer día de la novena de Navidad invita a los fieles a profundizar en la alegría, la esperanza y el significado de la llegada de Jesús, en esta jornada se destaca la fuerza del gozo auténtico como signo de la presencia divina en el corazón de la comunidad cristiana.
El día comienza con la proclamación bíblica “Acreciste la alegría, aumentaste el gozo, se gozan en tu presencia, como gozan al segar”, reforzando la visión de la Navidad como un tiempo para dejar atrás la tristeza y dar espacio a la esperanza.
Se reconoce que la violencia y el dolor han marcado a muchos, pero el adviento es oportunidad para convertirse en mensajeros de vida, de paz y de reconciliación.
La reflexión central recuerda que la misión de los creyentes es iluminar el camino de quienes sufren y restaurar los corazones heridos, proclamando el verdadero gozo que nace con Jesús.
La Iglesia es presentada como madre y maestra, portadora constante de esperanza y paz. El mensaje para los asistentes es claro: llevar alegría a quienes están abatidos, recoger los frutos del amor sembrados, y proclamar el gozo genuino que proviene del nacimiento de Cristo.
En la “súplica confiada”, los fieles piden a Dios que el corazón del pueblo permanezca firme en la espera de la verdadera alegría. Se implora que los placeres pasajeros no desvíen la atención de la felicidad profunda y santificadora que solo Dios puede entregar.
Así había comenzado su vida encarnada el Niño Jesús. Consideremos el alma gloriosa y el Santo Cuerpo que había tomado, adorándolos profundamente.

Admirando en primer lugar el alma de ese divino Niño, consideremos en ella la plenitud de su ciencia beatífica, por la cual desde el primer momento de su vida vio la divina esencia más claramente que todos los ángeles y leyó lo pasado y lo porvenir con todos sus arcanos y conocimientos.
Del alma del Niño Jesús pasamos ahora a su cuerpo, que era un mundo de maravillas, una obra maestra de la mano de Dios. Quiso que fuese pequeño y débil como el de todos los niños y sujeto a todas las incomodidades de la infancia, para asemejarse más a nosotros y participar en nuestras humillaciones.
La belleza de este cuerpo del Divino Niño fue superior a cuanto se ha imaginado jamás, y la divina sangre que por sus venas empezó a circular desde el momento de su Encarnación, es la que lavó todas las manchas del mundo culpable.
Pidámosle que lave las nuestras en el sacramento de la penitencia para que el día de su dichosa Navidad nos encuentre purificados, perdonados y dispuestos a recibirle con amor y provecho espiritual.