Colombia
El artista partió a sus 95 años, dejando un legado en la música tropical.
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Creativa Digital
El mundo de la salsa despide con honores a uno de sus grandes pilares: Ignacio “Nacho” Sanabria Vázquez, quien falleció a los 95 años dejando un legado musical que seguirá vivo en cada nota de su repertorio. Con himnos como La Ruñidera y Mambo Batiri, este sonero puertorriqueño no solo marcó una era, sino que sembró una semilla que aún florece en las generaciones que lo siguen escuchando.
Nacido el 16 de diciembre de 1929 en Cataño, Puerto Rico, Nacho Sanabria comenzó su carrera desde joven y construyó un camino firme en la música tropical. Fundó su propia agrupación, El Sabor de Nacho, con la que recorrió escenarios y dejó claro que su estilo tenía sello propio: una fusión de ritmos afrocubanos con la esencia boricua que lo hizo único.
Más que luto, el fallecimiento de Nacho Sanabria ha desatado una ola de homenajes que resaltan su importancia en la historia de la música latina. Artistas, melómanos y medios especializados han recordado su influencia, su autenticidad y su capacidad para poner a bailar al mundo con elegancia y sabor.
Nacho Sanabria no fue solo un cantante: fue un creador de identidad, un puente entre culturas y un símbolo del orgullo puertorriqueño. Su legado no termina con su partida, porque la salsa —esa que él ayudó a moldear— seguirá sonando fuerte en las calles, tarimas y corazones que celebran la música con pasión.