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¡Llegó el momento más esperado por los barranquilleros! La ciudad se viste de fiesta y la alegría se desborda en cada rincón. Y es que, con la Lectura del Bando, el Carnaval de Barranquilla da inicio oficial a su reinado de jolgorio y tradición.
Todo comienza con un pergamino, una Reina y un público que espera ansioso escuchar las sagradas leyes de la alegría. Sí, señoras y señores, es que con Lectura del Bando, oficialmente se decreta que en Barranquilla no se trabaja, no se duerme y, sobre todo, no se deja de bailar hasta el Miércoles de Ceniza.
La Lectura del Bando no es un simple discurso, ¡es toda una proclamación de soberanía carnavalera! La Reina del Carnaval, con su corona y su sonrisa radiante, se sube al escenario, alza su pergamino como quien muestra un tesoro, y empieza a leer las reglas más sabrosas que cualquier ciudadano pudiera imaginar.
Las normas son claras: aquí nadie puede andar amargado, el disfraz es obligatorio, y si no sabes bailar, más te vale aprender rápido porque la gozadera no espera por nadie. Por si fuera poco, todo esto se lee con un toque de humor que hace que más de uno se sienta aludido.
En el Bando no falta detalle: está dividido en artículos que prohíben cualquier actitud aburrida y exigen alegría a toda costa. Prohibido quedarse sentado, obligatorio mover los pies. Prohibido estar triste, obligatorio reírse a carcajadas. En resumen: si no estás dispuesto a gozar, mejor no salgas de casa.
Además, el Bando aprovecha para soltar algunas carcajadas colectivas con bromas sobre los chismes y anécdotas del último año, porque si algo caracteriza al Carnaval de Barranquilla es que aquí el sentido del humor nunca falta.
El evento no solo es lectura, ¡es un show en toda regla! Antes de alzar su voz, la Reina se asegura de calentar motores con un despliegue de bailes típicos y música carnavalera. ¿Qué mejor manera de abrir las puertas de la fiesta que con una cumbia, un mapalé o una champeta que haga vibrar a todos los presentes?
Y como si fuera poco, el momento cumbre llega cuando el Alcalde, con toda solemnidad, entrega las llaves de la ciudad a la Reina, diciéndole: “Aquí tienes, haz y deshaz, porque ahora Barranquilla es tuya”. Eso, amigos, es literalmente darle permiso para la locura organizada que conocemos como Carnaval.
Ahora bien, ¿cómo comenzó todo esto? Pues resulta que la costumbre de leer bandos nos la dejaron los españoles, quienes publicaban edictos en las plazas para anunciar las órdenes del día. Pero en Barranquilla, lo hicimos a nuestra manera: cambió la seriedad por la sabrosura, y donde antes había normas aburridas, ahora hay decretos que mandan a bailar y gozar.
El primer Bando, dicen por ahí, se leyó en 1876, y era cosa seria: lo proclamaban los alcaldes. Pero la fiesta evolucionó y, en 1881, con la aparición del Rey Momo José Enrique De La Rosa, el Bando ya empezó a tomar ese aire de “hágase la fiesta”. Finalmente, en 1918, la tradición quedó en manos de las Reinas del Carnaval, comenzando con Alicia Lafaurie Roncallo, quien inauguró esta nueva era de glamour y folklore.
La Lectura del Bando no es solo una tradición; es el reflejo del alma de Barranquilla. Aquí, el folclor, la alegría y el desparpajo están en el ADN. Este evento no solo anuncia el inicio de la fiesta, sino que recuerda a todos lo que significa ser barranquillero: vivir con pasión, ritmo y la certeza de que la vida es mejor con una sonrisa y un tambor en las manos.
Así que, cuando suene la flauta de millo y la Reina comience a leer, más te vale estar listo. Porque, como bien dice el edicto: Ella ordena y manda, pero !Quien Lo Vive Es Quien Lo Goza!
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